El presidente que se ríe de la democracia
El “régimen” mileísta en estos dos años ha destruido las instituciones de la democracia.
-
El presidente que se ríe de la democracia
En otro gesto que lo ratifica como el lamebotas mayor del imperio, el gobierno de Javier Milei exigió ante la Corte Penal Internacional de La Haya que se emita de manera inmediata una orden de captura contra Nicolás Maduro y otros altos funcionarios del gobierno bolivariano.
Resulta por lo menos curioso, o tal vez risible, que el “régimen” mileísta que en estos dos años ha destruido las instituciones de la democracia, arrasando la división de poderes, atropellando al Congreso Nacional cuyas leyes no sólo son vetadas sino simplemente desobedecidas, y que mantiene bajo su control a una absurda Corte Suprema de tres miembros que observa con escandalosa indiferencia la destrucción de la república se arrogue ahora el derecho a exigir la captura del presidente venezolano.
Una exigencia que mueve a risa cuando se recuerdan las dudosas credenciales éticas del elenco gubernamental. Hay allí gentes acusadas de recibir coimas, mercachifles de la política involucrados en la descarada compraventa de votos en el Congreso o de cargos públicos, funcionarios y candidatos con aceitados vínculos con el narco, o sujetos, como el mismo presidente, sobre el cual pesa nada menos que una denuncia por su activa participación en la estafa de la cripto $LIBRA, misma que ya reposa amenazante en el tribunal del Distrito Sur de Nueva York. No vaya a ser cosa que antes que a Maduro la justicia de Estados Unidos lo mande a Milei a la cárcel.
LEA TAMBIÉN: Argentina negocia su subordinación con Estados Unidos
Por si lo anterior fuera poco hay que recordar que en fechas recientes, este autoproclamado campeón de la democracia y los derechos humanos instruyó a su representante en la Asamblea General de la ONU que votase en contra de una resolución que condena la tortura “en todo momento y lugar”. La casi totalidad de los países presentes, 169, votaron a favor de esa resolución; cuatro se abstuvieron y tres votaron en contra: Estados Unidos, "Israel" y .., ¡la Argentina! Es decir, ese trío votó legitimando la tortura.
Argentina acompañó con su voto al único país que arrojó dos bombas atómicas sobre sendas ciudades indefensas del Japón en agosto de 1945, en el mayor atentado terrorista a nivel mundial; y con el régimen neonazi israelí que está perpetrando un genocidio -e infanticidio- a cielo abierto en Gaza. Habría que recordarle al presidente que la CPI tiene una orden de captura con su amigo, el asesino serial Benjamín Netanyahu, pero que ante el derrumbe del orden legal e institucional gestado luego de la Segunda Guerra Mundial diversos países, sobre todo Estados Unidos, reciben al premier israelí desoyendo olímpicamente la orden emanada de la CPI, al menos por ahora.
El futuro alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani, ha declarado que procedería a su arresto si Netanyahu llegara a visitar esa ciudad en el futuro. Hay también otra orden, emitida en contra de Vladimir Putin, producto de la enorme presión de la OTAN y la Unión Europea que sueñan con un “cambio de régimen” en Rusia y estúpidamente creen que tal cosa se lograría encarcelando a su presidente. Otro, tal vez menos cerebral o más osado, ocuparía su lugar para desgracia de Europa. En todo caso, a diferencia de Netanyahu, la orden de arresto de la CPI ha impuesto severas limitaciones a Putin para viajar al exterior.
La petición hecha ante la CPI es el más reciente eslabón de una larga lista de horrores cometidos por la Cancillería argentina, claramente en manos de torpes aficionados imbuidos por la vocación colonial del presidente. Los diversos votos en la Asamblea General de la ONU así como en otros órganos de las Naciones Unidas han comprometido gravemente las alianzas cultivadas durante décadas, por gobiernos de muy distinto signo político, con la finalidad de hacer posible la recuperación pacífica de las Islas Malvinas. Con Milei todo ese trabajo fue arrojado a la basura.
Argentina está cada vez más aislada e irrespetada en el mundo, convertida en un pintoresco vasallo de Estados Unidos e "Israel" -por cierto, técnicamente dos “estados canallas” por múltiples violaciones a disposiciones de la ONU- presto a obedecer los menores deseos de sus mentores. Si Washington quiere atacar a Venezuela y capturar a Maduro, Milei impúdicamente replica las voces de sus amos. Si de lo que se trata es de apartar a China de Latinoamérica y el Caribe, Milei trata por todos los medios de complacer a la Casa Blanca aunque tal cosa menoscabe seriamente nuestro interés nacional.
El rechazo a la invitación que los BRICS hicieran a la Argentina es otra muestra de los disparates a los cuales conducen el delirante fanatismo presidencial y la impericia de nuestra cancillería. Pero ahora la voz de orden de la Casa Blanca es atacar a Venezuela, y ahí está Milei haciendo la venia y cumpliendo con lo que se le pide. Ignora una sabia frase atribuida a Henry Kissinger cuando dijo que “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser amigo es fatal.” Los atentados contra la embajada de "Israel" y la AMIA como respuesta a la política del alineamiento automático con los Estados Unidos en la época menemista, “las relaciones carnales”, comprueban lo acertado de la frase de Kissinger.
¿Cuál será el precio que este país deberá pagar cuando se produzca el catastrófico desenlace de esta segunda y recargada versión de las relaciones carnales?
Al Mayadeen Español