Gobierno colombiano y FARC-EP ratifican voluntad de paz pese a desacuerdos
El gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) ratificaron en La Habana su voluntad de conseguir un acuerdo de paz, pese a las diferencias que impidieron su logro en la fecha programada.

Las delegaciones de ambas partes compartieron su visión sobre el proceso y los factores que atentaron contra la llegada a un arreglo final este 23 de marzo, día acordado por el presidente Juan Manuel Santos y el líder de la fuerza insurgente seis meses atrás.
También adelantaron criterios y posturas con respecto a venideras rondas de conversaciones.
El jefe de la delegación gubernamental, Humberto de la Calle, afirmó que en los diálogos existen diferencias importantes con la contraparte sobre temas de fondo y cuestiones extremadamente sensibles, lo que impide un convenio funcional para los dos bandos.
Definió que un buen acuerdo para Bogotá es aquel que permita finalizar el conflicto en condiciones de seguridad para todos, mayormente para los habitantes del campo colombiano y para los efectivos de las FARC-EP, que necesitan plenas garantías de seguridad.
El exvicepresidente colombiano agregó que dicho acuerdo debe ser fiel a lo prometido por Santos, en el sentido de que debe romper para siempre el vínculo entre política y armas.
De la Calle precisó que la dejación de las armas es condición indispensable desde la perspectiva gubernamental para hacer cumplir lo conveniado en materia de justicia transicional, y para facilitar la reincorporación a la vida civil de los ahora guerrilleros y su futura participación política.
Indicó que el resultado definitivo de las conversaciones debe implicar un cese del fuego y hostilidades verificables, así como satisfacer los derechos de las víctimas del conflicto, bajo garantías de no repetición.
Por su parte, Iván Márquez, jefe de la delegación de las FARC-EP, expresó que la organización honra sus compromisos de alcanzar pronto un Acuerdo Final para la terminación del conflicto y el logro de una paz estable y duradera.
Señaló que se empeñaron por llegar a entendimientos con el Gobierno Nacional y en consecuencia se discute en la Mesa de Diálogos una propuesta de hoja de ruta, que sintetiza los más importantes puntos de vista de ambas partes y señala compromisos para resolver asuntos pendientes.
En opinión de las FARC-EP, el no firmarse el acuerdo definitivo en la jornada respondió a exigencias lógicas de una prolongada y compleja guerra como la padecida por Colombia durante medio siglo y como consecuencia de la cual murieron unas 300 mil personas.
Márquez precisó que espera que la mencionada hoja de ruta sea aprobada en el próximo ciclo de conversaciones, que contempla un itinerario con objetivos, requisitos y tiempos específicos para hacer de 2016 el año de la paz.
También adelantaron criterios y posturas con respecto a venideras rondas de conversaciones.
El jefe de la delegación gubernamental, Humberto de la Calle, afirmó que en los diálogos existen diferencias importantes con la contraparte sobre temas de fondo y cuestiones extremadamente sensibles, lo que impide un convenio funcional para los dos bandos.
Definió que un buen acuerdo para Bogotá es aquel que permita finalizar el conflicto en condiciones de seguridad para todos, mayormente para los habitantes del campo colombiano y para los efectivos de las FARC-EP, que necesitan plenas garantías de seguridad.
El exvicepresidente colombiano agregó que dicho acuerdo debe ser fiel a lo prometido por Santos, en el sentido de que debe romper para siempre el vínculo entre política y armas.
De la Calle precisó que la dejación de las armas es condición indispensable desde la perspectiva gubernamental para hacer cumplir lo conveniado en materia de justicia transicional, y para facilitar la reincorporación a la vida civil de los ahora guerrilleros y su futura participación política.
Indicó que el resultado definitivo de las conversaciones debe implicar un cese del fuego y hostilidades verificables, así como satisfacer los derechos de las víctimas del conflicto, bajo garantías de no repetición.
Por su parte, Iván Márquez, jefe de la delegación de las FARC-EP, expresó que la organización honra sus compromisos de alcanzar pronto un Acuerdo Final para la terminación del conflicto y el logro de una paz estable y duradera.
Señaló que se empeñaron por llegar a entendimientos con el Gobierno Nacional y en consecuencia se discute en la Mesa de Diálogos una propuesta de hoja de ruta, que sintetiza los más importantes puntos de vista de ambas partes y señala compromisos para resolver asuntos pendientes.
En opinión de las FARC-EP, el no firmarse el acuerdo definitivo en la jornada respondió a exigencias lógicas de una prolongada y compleja guerra como la padecida por Colombia durante medio siglo y como consecuencia de la cual murieron unas 300 mil personas.
Márquez precisó que espera que la mencionada hoja de ruta sea aprobada en el próximo ciclo de conversaciones, que contempla un itinerario con objetivos, requisitos y tiempos específicos para hacer de 2016 el año de la paz.