La complicidad de los medios occidentales contra la nación bolivariana crece de manera descarnada
Muy al contrario de lo que sucede realmente en Venezuela, el diario estadounidense The New York Times -en franca campaña subversiva contra el Gobierno de Caracas- ha difundido un artículo de Nicholas Casey, en el que acusa ahora al presidente Nicolás Maduro de utilizar la propaganda estatal, la represión y el miedo para contener a la oposición interna.
Muy al contrario de lo que sucede realmente en Venezuela, el diario estadounidense The New York Times -en franca campaña subversiva contra el Gobierno de Caracas- ha difundido un artículo de Nicholas Casey, en el que acusa ahora al presidente Nicolás Maduro de utilizar la propaganda estatal, la represión y el miedo para contener a la oposición interna.
Lo cierto es que la complicidad de los grandes medios occidentales contra la nación bolivariana crece descarnadamente.
De acuerdo con el artículo de Casey, titulado “Maduro juega al desgaste de Guaidó en medio de la crisis de Venezuela”, el mandatario venezolano recurre a la presunta de estrategia de aferrarse y esperar a que sus oponentes se cansen.
En aras de argumentar esta idea, Casey intenta probar que la “estratagema” no es nueva, pues supuestamente ha sido utilizada antes.
Cuenta el artículo de The New York que lo mismo hizo Maduro en 2014, “cuando su esfuerzo para anular la legislatura del país controlada por la oposición detonó manifestaciones que se extinguieron cuatro meses después”.
Casey supone a un Maduro que pretende aferrarse al poder, ignorando de esa manera el respaldo popular a su mandato.
Según la fuente, -y nada más absurdo- “Maduro por mantenerse en el poder “aguanta las sanciones contra la industria petrolera, el aislamiento de más de cincuenta países, un gobierno paralelo establecido para desafiarlo, deserciones militares y un corte nacional en el servicio eléctrico de seis días”.
Pero tratar de sostener esta idea se desmorona por si sola. Otros medios estadounidenses, periodistas y turistas que han visitado Venezuela recientemente han desmentido tamañas falsedades con testimonios visuales.
En la consecución de sus objetivos, el artículo difundido en The New York Times llega al punto de desconocer las acciones terroristas que se fraguan contra la nación bolivariana, al presentar la detención de Roberto Marrero, jefe de despacho del líder golpista Juan Guaidó, como parte de la “represión gubernamental” contra el autoproclamado presidente de los venezolanos y no como un acto de legítima defensa.
¿Para qué Marrero querías las armas de guerra que le fueron encontradas en el momento de su detención?
Quizás Casey tenga la respuesta, pero no se atrevió a decirla en su nota. ¿Por qué?
Para intentar validar las acusaciones contra el gobierno de Carcas, Casey apeló a las declaraciones de Geoff Ramsey, director adjunto en los asuntos de Venezuela en la Oficina de Washington para América Latina, quien expresó que “Maduro no está haciendo todo lo que puede para crear un sentimiento de exasperación con Guaidó y hacer que la gente pierda la fe en él.
Lo cierto es que es harto de sustentar tales acusaciones, pues para nadie es un secreto que Guaidó es solo la pieza de turno utilizada por Washington para intentar derrocar el gobierno bolivariano.
No obstante, en medio de estos ataques mediáticos, el propio artículo reconoce que el ímpetu de Guaidó se ha desacelerado.
Según Casey, un problema para Guaidó es la estrategia de su principal patrocinador, Estados Unidos. El gobierno de Trump apostó a que un aluvión de sanciones para socavar a Maduro, pero nada de ello funcionó.
“No obstante, reconoce la fuente, después de haber usado todas sus municiones para ayudar a Guaidó, Estados Unidos tiene poca influencia contra Maduro ahora que el conflicto se está prolongando”.
Casey, para continuar azuzando la presenta campaña represiva del presidente venezolano, acude a las declaraciones de Chistopher Sabatini, catedrático de la Universidad de Columbia que estudia a Venezuela: “Maduro se ha dado cuenta que Estados Unidos ya utilizó sus mejores cartas y ha comenzado a idear una estrategia a mediano plazo”.
Sabatini, al intentar de explicar esa estrategia a mediano plazo, señala que “Maduro se aferra a sus principales aliados diplomáticos, China y Rusia, que se muestran recelosos respecto de las intenciones de Estados Unidos en la región”.
Argumenta también el artículo del rotativo estadounidense que el gobierno venezolano ha utilizado las declaraciones extremistas de Trump, Pompeo y Bolton para sustentar la tesis de que Estados Unidos está detrás de un complot para derrocar a Maduro.
¿Y acaso el actuar del presidente Maduro y de la unión cívico-militar bolivariana ante estas amenazas reales no es responder en legítima defensa?
Bueno, todo parece indicar que Casey no se detendrá en buscar esa respuesta.