Presidente salvadoreño insta a seguir legado de beatificado monseñor Óscar Arnulfo Romero
La canonización del Santo de América se vivió también como una fiesta en Honduras, Guatemala o Nicaragua y en las zonas rurales de El Salvador, donde los fieles se reunieron con sus párrocos para seguir la misa o escuchar en viejos casetes sus homilías más célebres.

Dijo que es preciso encontrar en el pensamiento y legado de asesinado religioso, un camino para la paz social en el país.
"Su canonización convoca a toda nuestra sociedad a una profunda reflexión para comprender que es urgente un ¡basta ya! a la violencia, que tanto sufrimiento provoca a muchas familias", expresó el mandatario salvadoreño en un mensaje a la nación transmitido por la radio y la televisión.
Sánchez Cerén afirmó que monseñor Romero, desde su legado histórico, llama al país "a un cambio de conducta, a sumar esfuerzos para que nuestras comunidades avancen en convivencia y con tolerancia, poniendo en práctica una nueva cultura de paz basada en el respeto a la vida, a las diferencias y los derechos humanos".
Destacó que "la voz de los sin voz", como era conocido el arzobispo asesinado en 1980, "es una de las personalidades más grandes y universales en la defensa de los derechos humanos", y que será "el santo de los pobres, de los que sufren injusta persecución y de quienes exigen ser escuchados".
Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado hace 35 años por escuadrones de la muerte de ultraderecha, fue declarado este sábado oficialmente beato por el papa Francisco, quien en una carta suya leída en una multitudinaria ceremonia en la capital de El Salvador, calificó a Romero de “ejemplo de siervo de Dios” y “padre de los pobres”.
La canonización del Santo de América se vivió también como una fiesta en Honduras, Guatemala o Nicaragua y en las zonas rurales de El Salvador, donde los fieles se reunieron con sus párrocos para seguir la misa o escuchar en viejos casetes sus homilías más célebres.