Aunque sus raíces están en la cultura árabe y llegó hasta esta tierra desde Europa, lo cierto es que acá le rinden a toda hora pleitesías a esa delicia creada por quien sabe quién, que un día se le ocurrió unir dos galletas y rellenarlas con dulce de leche o mermelada y luego bañarlas de chocolate.

¿Qué es para mí el alfajor?, pues "la comida dulce" de los argentinos, "lo máximo", apuntó a Prensa Latina Mónica, una joven que sin dudarlo aseguró que es uno de los alimentos más deleitosos que tiene este país.

Como el dulce de leche, la milanesa o las empanadas, el alfajor es hoy un postre mimado de la mesa argentina. Muchos no pueden dejar de comerlo mientras beben su tradicional mate.

En las mañanas, muy temprano, se puede ver a los niños camino a la escuela con uno en la mano (puede ser de cualquier tipo o marca), como desayuno para empezar la jornada.

Que decir de esos centros laborales donde puede servir como tentempié para aguantar hasta la hora del almuerzo, o incluso convertirlo en su propio almuerzo acompañado de un café.

Esta semana el alfajor es reverenciado en el país y muchos comercios aprovechan para mostrar sus variedades al público en cada provincia, que cuenta con sus propias especialidades y así lo identifican.

Si se visita Rosario, por ejemplo, en Santa Fe, puede comprarse algunos de proporciones grandes con marca registrada en ese territorio, muchos de ellos elaborados con maicena, una de las tantas especialidades de su tipo.

En Córdoba se caracterizan por ser esponjosos, mientras que en Tucumán los rellenan con una pasta de turrón de miel de caña de azúcar, y más abajo, en la Patagonia, hay para escoger.

Según cifras, en Argentina se consume al menos 70 alfajores por segundo. Es que este dulce al que celebran todo el año, ya sean caseros o industriales, es el más querido, sin dudas, un símbolo para esta patria.

Es el regalo perfecto de los argentinos y los visitantes extranjeros que se llevan cajas para compartir con los suyos, junto a un tarro de dulce de leche, e incluso a nivel local pues, algunos conquistadores de corazones saben que elegir un buen alfajor puede servirle para abrir puertas.

De acuerdo con la Asociación de Distribuidores de Golosinas y Afines, ese dulce es la golosina más comprada en el país y se consumen entre cinco y siete millones de alfajores por día. Esto arroja que una persona puede comer un kilo de ellos por año a razón de una porción de 50 gramos cada vez.

Hay muchos que los prefieren de maicena, pero también los hay crocantes, cubiertos de chocolate, rellenos de mermeladas de peras, duraznos, o frutos del bosque e incluso hay quienes se atrevieron a hacerlo con fernet, una de las bebidas típicas de este país.

El rey de los dulces por excelencia, que llegó al país más sur del continente hace más de 130 años, se puede adquirir simple o con capas dobles y triples, de distintas marcas, en un imponente mercado que va desde los conocidos Havanna, Successo o Cachafaz, hasta los apetitosos Jorgito, Terrabusi o uno de los más económicos como el guaymallen.

Devenido icono nacional, este bendito alfajor es, sin dudas, una adición para los que no pueden vivir sin azúcar, una tentación para aquellos que intentan hacer dieta y para la mayoría, "la comida dulce" de presencia obligada en la alacena de los hogares.