Residentes sirios de todas las edades, incluidos jóvenes y mujeres, se concentraron también en la emblemática Plaza Omeya, frente a la sede de la televisión central, actividad en la que reiteraron su condena a la acción militar de Washington.

Los congregados en el simbólico lugar, donde se despliega la famosa Espada de Damasco, también festejaron el derribo por la fuerza antiaérea siria de la mayoría de los misiles lanzados por las potencias occidentales agresoras.

Desde horas tempranas de esta mañana, la vida transcurre con normalidad en esta capital, con miles de trabajadores yendo hacia sus puestos laborales.

En medio de ese ambiente, la televisión oficial siria difundió que las fuerzas armadas de este país derribaron 60 misiles de Estados Unidos y sus acólitos.

Comunicó además que en el Centro de Investigación Científica de Barzeh, uno de los sitios atacados, sufrió daños un edificio con laboratorios para la enseñanza.

Fuentes civiles desmintieron, asimismo, propalaciones de medios antigubernamentales que aseguraron que tanques de guerra recorrían las calles capitalinas.

Las acciones militares de Washington y sus aliados contra Siria ocurren cuando un equipo de investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, que se encuentra en Damasco, se disponía a iniciar las pesquisas sobre un presunto uso de armas químicas en Duma, región de Ghouta Oriental.

A lo largo de la semana, el gobierno de Estados Unidos acusó al gobierno sirio de realizar un ataque con productos químicos, lo que fue refutado tajantemente en reiteradas ocasiones por Damasco.

Rusia mostró pruebas, por su parte, de que el alegado ataque con sustancias tóxicas en Duma fue un montaje de los llamados Cascos Blancos, organización patrocinada por países occidentales.