Músicos sirios celebran liberación de Palmira
En un teatro antiguo de Palmira, que el Ejército sirio arrebató a Daesh, músicos sirios cantaron parar borrar la infamia de la banda terrorista.

La voz melodiosa de Angel Dayub, de 15 años, llenó el espacio. Cantó el célebre estribillo árabe: "Estamos de vuelta, oh amor mío".
"Quiero tocar música y cantar en todos los sitios de los que Daesh fue expulsado porque ese grupo odia las canciones y prohíbe tocar instrumentos", dijo el músico sirio.
Los destrozos "no nos desaniman a venir a cantar y a actuar aquí", declaró Dayub.
Para interpretar la famosa canción de la diva libanesa Fairuz, Angel está acompañado por amigos músicos que tocan el violín, el tamboril o el laúd árabe. "Cantamos 'Estamos de vuelta' porque volveremos fortalecidos. Cada uno reconstruirá el país a su manera. Queremos hacerlo con música y canciones", explicó.
Los jóvenes músicos dieron una pincelada de su talento ante una audiencia de soldados sirios y rusos a los que se unieron los periodistas que participaban en una visita organizada por el Ejército.
Las ruinas de Palmira están incluidas en la lista del Patrimonio mundial de la humanidad desde 1980. En los seis años de guerra, esta ciudad desértica del centro del país ha cambiado varias veces de manos.
"Quiero tocar música y cantar en todos los sitios de los que Daesh fue expulsado porque ese grupo odia las canciones y prohíbe tocar instrumentos", dijo el músico sirio.
Los destrozos "no nos desaniman a venir a cantar y a actuar aquí", declaró Dayub.
Para interpretar la famosa canción de la diva libanesa Fairuz, Angel está acompañado por amigos músicos que tocan el violín, el tamboril o el laúd árabe. "Cantamos 'Estamos de vuelta' porque volveremos fortalecidos. Cada uno reconstruirá el país a su manera. Queremos hacerlo con música y canciones", explicó.
Los jóvenes músicos dieron una pincelada de su talento ante una audiencia de soldados sirios y rusos a los que se unieron los periodistas que participaban en una visita organizada por el Ejército.
Las ruinas de Palmira están incluidas en la lista del Patrimonio mundial de la humanidad desde 1980. En los seis años de guerra, esta ciudad desértica del centro del país ha cambiado varias veces de manos.