Cumbre del Clima de Marrakech y el empeño en reducir el calentamiento global de la atmósfera
En Marrakech se debate cómo reducir drásticamente el calentamiento global de la atmósfera, cuando las amenazas son cada vez mayores.

La gente se resiste a pensar que el cambio climático termine por convertirse en una estadística negra del pasado. Cuentan que en Marruecos hay un contrasentido en Marruecos en la actualidad. La gente de "Marrach", como coloquialmente llaman a la Ciudad Roja, quiere aprovechar la presencia de miles de extranjeros en la Cumbre de Cambio Climático (COP22) que termina el viernes.
Los arreglos alcanzados en 2015 en la capital francesa entraron en vigencia el pasado 4 de noviembre en la ciudad marroquí de Casablanca, pero tienen obligatoriamente que lograr espacios concretos en Marrakech.
Según estudios realizados, el Indice de Comportamiento Climático (CCPI) presentado en la COP22, reveló que ningún país hace lo suficiente para limitar el calentamiento del planeta.
En el análisis de las emisiones de gas de efecto invernadero, las políticas públicas de lucha contra el fenómeno, la conversión a energías alternativas y datos del sector privado, el panorama ofreció un balance inquietante.
Por ejemplo, Francia fue el país más sobresaliente este año, en la cuarta posición, ya que los especialistas dejaron desiertas las tres primeras plazas a falta de méritos.
Los méritos galos apuntaron a su liderazgo para impulsar el Acuerdo de París, según el cual 196 países de Naciones Unidas se comprometen a mantener la temperatura del planeta en un máximo de dos grados Celsio respecto a la era preindustrial.
Suecia y el Reino Unido marchan detras de los galos. Pero según los ecologistas, ningún país está en camino de lograr el resultado ideal de 1,5 grados Celsio para bajar la temperatura del planeta.
Los países del sur, afectados severamente por el cambio climático, luchan por recibir beneficios financiero y técnico urgentes para reforzar sus capacidades y adaptarse a los cambios climáticos, aunque muchos ya desarrollan iniciativas propias.
En el listado ofrecido por las organizaciones Germanwatch y Climate Action Network Europe, Estados Unidos cayó del puesto 35 al 43, debido al repunte de las emisiones per cápita desde 2014, mientras China conservó estable el lugar 48.
Más 360 empresas multinacionales pidieron en un comunicado a Donald Trump respetar los arreglos de París.
Por su parte, el viceministro chino de Exteriores, Liu Zhenmi, opinó que los países han invertido demasiado en investigación científica para constatar el fenómeno del calentamiento global, al rechazar así afirmaciones festinadas de Trump al respecto.
La ministra española de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, expresó el compromiso total de su país para implementar medidas concretas sobre el cambio climático.
España hizo el compromiso de duplicar sus aportaciones a la lucha contra el cambio climático para alcanzar 900 millones de euros en 2020, y lograr iniciativas destinadas a ayudar a esta batalla en regiones en Africa y Latinoamérica.
El Gobierno de Estados Unidos envió a Naciones Unidas una estrategia para descarbonizar su economía a mediados de siglo, en la que se detalla la hoja de ruta para alcanzar una reducción de emisiones del 80 por ciento en 2050 respecto a 2005.
El texto fue entregado a la Convención de las Partes de Naciones Unidas en la COP22 de Marrakech a propósito de un encuentro con los medios del secretario de Estado norteamericano, John Kerry.
Los arreglos alcanzados en 2015 en la capital francesa entraron en vigencia el pasado 4 de noviembre en la ciudad marroquí de Casablanca, pero tienen obligatoriamente que lograr espacios concretos en Marrakech.
Según estudios realizados, el Indice de Comportamiento Climático (CCPI) presentado en la COP22, reveló que ningún país hace lo suficiente para limitar el calentamiento del planeta.
En el análisis de las emisiones de gas de efecto invernadero, las políticas públicas de lucha contra el fenómeno, la conversión a energías alternativas y datos del sector privado, el panorama ofreció un balance inquietante.
Por ejemplo, Francia fue el país más sobresaliente este año, en la cuarta posición, ya que los especialistas dejaron desiertas las tres primeras plazas a falta de méritos.
Los méritos galos apuntaron a su liderazgo para impulsar el Acuerdo de París, según el cual 196 países de Naciones Unidas se comprometen a mantener la temperatura del planeta en un máximo de dos grados Celsio respecto a la era preindustrial.
Suecia y el Reino Unido marchan detras de los galos. Pero según los ecologistas, ningún país está en camino de lograr el resultado ideal de 1,5 grados Celsio para bajar la temperatura del planeta.
Los países del sur, afectados severamente por el cambio climático, luchan por recibir beneficios financiero y técnico urgentes para reforzar sus capacidades y adaptarse a los cambios climáticos, aunque muchos ya desarrollan iniciativas propias.
En el listado ofrecido por las organizaciones Germanwatch y Climate Action Network Europe, Estados Unidos cayó del puesto 35 al 43, debido al repunte de las emisiones per cápita desde 2014, mientras China conservó estable el lugar 48.
Más 360 empresas multinacionales pidieron en un comunicado a Donald Trump respetar los arreglos de París.
Por su parte, el viceministro chino de Exteriores, Liu Zhenmi, opinó que los países han invertido demasiado en investigación científica para constatar el fenómeno del calentamiento global, al rechazar así afirmaciones festinadas de Trump al respecto.
La ministra española de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, expresó el compromiso total de su país para implementar medidas concretas sobre el cambio climático.
España hizo el compromiso de duplicar sus aportaciones a la lucha contra el cambio climático para alcanzar 900 millones de euros en 2020, y lograr iniciativas destinadas a ayudar a esta batalla en regiones en Africa y Latinoamérica.
El Gobierno de Estados Unidos envió a Naciones Unidas una estrategia para descarbonizar su economía a mediados de siglo, en la que se detalla la hoja de ruta para alcanzar una reducción de emisiones del 80 por ciento en 2050 respecto a 2005.
El texto fue entregado a la Convención de las Partes de Naciones Unidas en la COP22 de Marrakech a propósito de un encuentro con los medios del secretario de Estado norteamericano, John Kerry.