Irán llama a autoridades bahreiníes a evitar una guerra civil
Irán exhortó a evitar que las tensiones políticas en Bahrein deriven en una guerra civil, y descartó intervenir en el país árabe o interferir en sus asuntos internos, pero exigió respeto para la mayoría chiita.

El gobierno persa resaltó la adhesión a las pautas trazadas por el líder supremo de la Revolución Islámica, ayatola Sayyed Alí Khamenei, tendente a apelar a la conciencia y sensatez de la monarquía Al-Khalifa para impedir un agravamiento de la crisis bahreiní y el enfrentamiento entre sus ciudadanos.
Las declaraciones del máximo líder político y religioso de la nación persa, con motivo del fin del Ramadán, se asumieron como una reiterada respuesta al gobierno bahreiní y a sus aliados del Consejo de Cooperación del Golfo, en particular Arabia Saudita, que acusan a Teherán de fomentar disturbios e inestabilidad en Manama.
Subrayó que si existe sensatez política en Bahrein, la dinastía Al-Khalifa no debe permitir que el conflicto político se transforme en una guerra civil.
Asimismo, criticó con dureza la decisión de los gobernantes del vecino estado árabe de revocar la ciudadanía a activistas pro-democracia o figuras a las que califican de agentes iraníes, entre los que sobresale el principal jerarca chiita de aquel país, el cheikh Isa Qassem.
Por su parte, el jefe de las Fuerzas Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, Qasem Soleimani, señaló que las autoridades bahreiníes saben que la agresión contra Isa Qassem es una línea roja, que no dejará al pueblo más opción que recurrir a la resistencia armada.
Varias personalidades políticas y religiosas iraníes criticaron también lo que describieron como acciones represivas contra quienes demandan democracia en el reino árabe, donde un tribunal disolvió el mes pasado la Sociedad Islámica Al-Wefaq, principal agrupación opositora chiita.´
Las declaraciones del máximo líder político y religioso de la nación persa, con motivo del fin del Ramadán, se asumieron como una reiterada respuesta al gobierno bahreiní y a sus aliados del Consejo de Cooperación del Golfo, en particular Arabia Saudita, que acusan a Teherán de fomentar disturbios e inestabilidad en Manama.
Subrayó que si existe sensatez política en Bahrein, la dinastía Al-Khalifa no debe permitir que el conflicto político se transforme en una guerra civil.
Asimismo, criticó con dureza la decisión de los gobernantes del vecino estado árabe de revocar la ciudadanía a activistas pro-democracia o figuras a las que califican de agentes iraníes, entre los que sobresale el principal jerarca chiita de aquel país, el cheikh Isa Qassem.
Por su parte, el jefe de las Fuerzas Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, Qasem Soleimani, señaló que las autoridades bahreiníes saben que la agresión contra Isa Qassem es una línea roja, que no dejará al pueblo más opción que recurrir a la resistencia armada.
Varias personalidades políticas y religiosas iraníes criticaron también lo que describieron como acciones represivas contra quienes demandan democracia en el reino árabe, donde un tribunal disolvió el mes pasado la Sociedad Islámica Al-Wefaq, principal agrupación opositora chiita.´