Grecia: Parlamento analiza paquete de reformas para rescate. Stiglitz califica de incoherente tercer rescate financiero
El Parlamento griego analiza proyecto de ley que comprende un segundo paquete de reformas de cuya aprobación dependen las negociaciones con los acreedores internacionales sobre un tercer rescate financiero.

La regulación incorpora a la legislación helena las normas de la
Unión Europea sobre apoyo a los bancos quebrados y la adopción de nuevas
directivas en el sistema judicial del país para acelerar procesos y
disminuir costos.
Según medios de prensa, la aprobación de las reformas permitiría a Atenas avanzar en las negociaciones con las instituciones europeas y el Fondo Monetario Internacional para obtener un rescate de unos 86 millones de euros.
Para Olga Gerovasili, vocera oficial del gobierno, la implementación del paquete de medidas tiene la intención de comenzar en breve el diálogo con los acreedores. El 20 de agosto será la fecha final para cerrar el rescate, que incluye exigencias de austeridad calificadas de no compatibles con las intenciones del izquierdista partido gobernante Syriza.
Por su parte, el primer ministro Alexis Tsipras señaló que se trata de conseguir el mejor acuerdo posible para el país, con una alta deuda internacional, y de evitar males mayores como la posibilidad de ser expulsado de la zona euro.
Gerovasili reconoció las consecuencias negativas del paquete, pero -agregó- se planea adoptar medidas compensatorias para minimizar el impacto en las clases media y baja de la sociedad.
A su vez, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, considera que el tercer rescate financiero a Grecia es incoherente al desestimar la eliminación de la deuda y ser incapaz de revertir el crecimiento de la economía.
El economista estadounidense consideró que la nueva ayuda de los acreedores internacionales a la nación helena "no es un camino hacia el bienestar sino un ultimátum: o lo aceptas o sales de la Eurozona".
Stiglitz aseguró que el ingreso de Atenas a la Eurozona fue un fracaso y reprochó que ese bloque no alcanzó sus objetivos, pues en su opinión desde la aparición de la moneda única hubo un menor crecimiento, menos bienestar y recesión.
Ponderó la necesidad de que Grecia ponga en práctica cambios estructurales, aunque expresó escepticismo sobre las previstas en el acuerdo con sus socios europeos, por no ser las más importantes y estar mal planificadas.
Según medios de prensa, la aprobación de las reformas permitiría a Atenas avanzar en las negociaciones con las instituciones europeas y el Fondo Monetario Internacional para obtener un rescate de unos 86 millones de euros.
Para Olga Gerovasili, vocera oficial del gobierno, la implementación del paquete de medidas tiene la intención de comenzar en breve el diálogo con los acreedores. El 20 de agosto será la fecha final para cerrar el rescate, que incluye exigencias de austeridad calificadas de no compatibles con las intenciones del izquierdista partido gobernante Syriza.
Por su parte, el primer ministro Alexis Tsipras señaló que se trata de conseguir el mejor acuerdo posible para el país, con una alta deuda internacional, y de evitar males mayores como la posibilidad de ser expulsado de la zona euro.
Gerovasili reconoció las consecuencias negativas del paquete, pero -agregó- se planea adoptar medidas compensatorias para minimizar el impacto en las clases media y baja de la sociedad.
A su vez, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, considera que el tercer rescate financiero a Grecia es incoherente al desestimar la eliminación de la deuda y ser incapaz de revertir el crecimiento de la economía.
El economista estadounidense consideró que la nueva ayuda de los acreedores internacionales a la nación helena "no es un camino hacia el bienestar sino un ultimátum: o lo aceptas o sales de la Eurozona".
Stiglitz aseguró que el ingreso de Atenas a la Eurozona fue un fracaso y reprochó que ese bloque no alcanzó sus objetivos, pues en su opinión desde la aparición de la moneda única hubo un menor crecimiento, menos bienestar y recesión.
Ponderó la necesidad de que Grecia ponga en práctica cambios estructurales, aunque expresó escepticismo sobre las previstas en el acuerdo con sus socios europeos, por no ser las más importantes y estar mal planificadas.