Brutalidad policial en Estados Unidos: problema sistémico de grandes proporciones
La sucesión de escándalos sobre actos de brutalidad policial en Estados Unidos parece indetenible y como bien advierten altos funcionarios de la Casa Blanca y expertos en el tema, constituye ya un problema sistémico de grandes proporciones, asegura un reporte ampliado de la agencia Prensa Latina (PL).
A las manifestaciones civiles en Baltimore, Maryland, por la muerte del joven afroamericano Freddie Gray, a manos de la policía, surgen nuevas revelaciones sobre excesos de las fuerzas del orden, esta vez en la ciudad norteamericana de San Francisco, California, donde las autoridades locales iniciaron una indagación sobre supuestas acciones racistas y homofóbicas de miembros del Departamento de Policía en esa ciudad.
Según el diario Los Ángeles Times, una pesquisa del fiscal de Distrito, George Gascon, da cuenta de unos tres mil casos de conductas inapropiadas de agentes de ese cuerpo represivo contra supuestos delincuentes solo porque se trataba de afroamericanos y homosexuales.
Los investigadores analizan los daños que sufrieron los afectados en la última década, muchos de los cuales guardan prisión, para determinar si los castigos que recibieron deben ser eliminados y la posibilidad de desestimar las acusaciones contra los que tienen causas pendientes.
Gascon añadió que varios casos ya fueron desestimados, y los fiscales hasta la fecha alertaron a los abogados defensores sobre posibles problemas en cerca de otras 60 víctimas, pero se están priorizando a quienes permanecen en prisión, pues hay otros mil 400 que estuvieron arrestados pero no procesados, precisa la nota de PL.
El Defensor Público de San Francisco, Jeff Adachi, dijo que este no es el único caso en la urbe, se trata de un problema sistémico en la ciudad -calificativo utilizado en sumarios similares en otros territorios- y espera que los investigadores entrevisten a las víctimas de los actos discriminatorios en lugar de solo revisar los documentos.
Como dato revelador, el reverendo Amos Brown, miembro de la junta directiva de la Asociación Nacional por el Avance de la Gente de Color (Naacp) dijo que los afroamericanos solo conforman cerca del cinco por ciento de la población de la ciudad, pero constituyen el 70 por ciento en las prisiones de menores que existen en esa metrópoli.
Este es un problema moral, todo el mundo es culpable, tanto republicanos como demócratas, jueces u oficiales de la policía, añadió Brown.
Sombras en Baltimore
Una pesquisa realizada recientemente por el diario The Baltimore Sun reveló que el Gobierno de dicha urbe pagó cerca de seis millones de dólares desde 2011 para lograr arreglos extrajudiciales con víctimas de brutalidad policial.
La investigación mostró que docenas de residentes negros recibieron golpizas que provocaron deformaciones en sus rostros y roturas en los huesos durante arrestos de cuestionable legalidad, y en la mayoría de los casos los fiscales o los jueces desestimaron levantar cargos contra los sospechosos.
A pesar del esfuerzo del equipo de Gobierno de Obama y las presiones de activistas y organizaciones defensoras de los derechos de los afrodescendientes, los escándalos de brutalidad policial contra las minorías siguen su ritmo ascendente en Estados Unidos y el caso de San Francisco es solo un botón de muestra.
Lo más probable es que no sea el último. Tal y como reconoce el propio jefe de la Casa Blanca, la desigualdad social, la falta de oportunidades y el arraigo de la cultura de la violencia conspiran contra la solución de este problema sistémico.
A las manifestaciones civiles en Baltimore, Maryland, por la muerte del joven afroamericano Freddie Gray, a manos de la policía, surgen nuevas revelaciones sobre excesos de las fuerzas del orden, esta vez en la ciudad norteamericana de San Francisco, California, donde las autoridades locales iniciaron una indagación sobre supuestas acciones racistas y homofóbicas de miembros del Departamento de Policía en esa ciudad.
Según el diario Los Ángeles Times, una pesquisa del fiscal de Distrito, George Gascon, da cuenta de unos tres mil casos de conductas inapropiadas de agentes de ese cuerpo represivo contra supuestos delincuentes solo porque se trataba de afroamericanos y homosexuales.
Los investigadores analizan los daños que sufrieron los afectados en la última década, muchos de los cuales guardan prisión, para determinar si los castigos que recibieron deben ser eliminados y la posibilidad de desestimar las acusaciones contra los que tienen causas pendientes.
Gascon añadió que varios casos ya fueron desestimados, y los fiscales hasta la fecha alertaron a los abogados defensores sobre posibles problemas en cerca de otras 60 víctimas, pero se están priorizando a quienes permanecen en prisión, pues hay otros mil 400 que estuvieron arrestados pero no procesados, precisa la nota de PL.
El Defensor Público de San Francisco, Jeff Adachi, dijo que este no es el único caso en la urbe, se trata de un problema sistémico en la ciudad -calificativo utilizado en sumarios similares en otros territorios- y espera que los investigadores entrevisten a las víctimas de los actos discriminatorios en lugar de solo revisar los documentos.
Como dato revelador, el reverendo Amos Brown, miembro de la junta directiva de la Asociación Nacional por el Avance de la Gente de Color (Naacp) dijo que los afroamericanos solo conforman cerca del cinco por ciento de la población de la ciudad, pero constituyen el 70 por ciento en las prisiones de menores que existen en esa metrópoli.
Este es un problema moral, todo el mundo es culpable, tanto republicanos como demócratas, jueces u oficiales de la policía, añadió Brown.
Sombras en Baltimore
Una pesquisa realizada recientemente por el diario The Baltimore Sun reveló que el Gobierno de dicha urbe pagó cerca de seis millones de dólares desde 2011 para lograr arreglos extrajudiciales con víctimas de brutalidad policial.
La investigación mostró que docenas de residentes negros recibieron golpizas que provocaron deformaciones en sus rostros y roturas en los huesos durante arrestos de cuestionable legalidad, y en la mayoría de los casos los fiscales o los jueces desestimaron levantar cargos contra los sospechosos.
A pesar del esfuerzo del equipo de Gobierno de Obama y las presiones de activistas y organizaciones defensoras de los derechos de los afrodescendientes, los escándalos de brutalidad policial contra las minorías siguen su ritmo ascendente en Estados Unidos y el caso de San Francisco es solo un botón de muestra.
Lo más probable es que no sea el último. Tal y como reconoce el propio jefe de la Casa Blanca, la desigualdad social, la falta de oportunidades y el arraigo de la cultura de la violencia conspiran contra la solución de este problema sistémico.