Una fase para utilizar las fuerzas especiales norteamericanas en Yemen (Parte II)
Pueden volver a leer la primera parte:Fase de la utilización de las fuerzas especiales norteamericanas en Yemen (Parte I)
"La guerra es la continuación de la política por otros medio"

Constituye casi un consenso en los círculos
militares y políticos estadounidenses que se debe dar un paso para salvar la
estrategia estadounidense amenazada en toda la región debido al desempeño
saudita. La salida "para la incapacidad de Arabia Saudita en la
consecución de sus principales objetivos," lo aclaró el diario "The
New York Times" al señalar que esto consiste en el "rediseño de la
campaña aérea ...de manera tal que se logre responsabilizar a los huthies
por el hecho de producirse nuevas incursiones y posponer cualquier acuerdo que
pondría fin a los combates" a la espera de mejores condiciones en el
futuro. En otras palabras, dar la impresión de que finalizaron los ataques
aéreos y continuarlos al mismo tiempo. Arabia Saudita justificó la transición
hacia la etapa de la operación de “Restaurar la Esperanza” con el
argumento de que sus esfuerzos se centrarán a partir de ahora en la dimensión
humana, dando importancia a los esfuerzos diplomáticos mientras continúa la
operación militar. Washington revisó algunos detalles del plan anunciado, el
cual se espera que "allane el terreno para una intervención militar de un
estilo diferente”.
Las características de la nueva campaña se centran en el papel prioritario de fuerzas militares especiales, algunas de ellas tal vez sean tropas estadounidenses para cumplir funciones de orientación y formación, y lo que resta se le asigna a fuerzas especiales de los países del Golfo "con ayuda egipcia y jordana". Las tareas "subversivas" asignadas a las fuerzas especiales serían penetrar las tribus yemeníes ofreciéndoles atractivos obsequios, gratificaciones financieras y armas para alentarlas contra los huthies y facilitar operaciones militares limitadas contra de ellos.
Cabe señalar que el reino de Arabia Saudita recién había desplegado sus fuerzas pertenecientes a la Décima brigada de blindados cerca de la frontera conjunta con Yemen. Sus fuerzas especiales se distribuyen en tres compañías que habían sido sometidas a entrenamiento continuado durante tres meses y están armadas y entrenadas para luchar dentro de las ciudades. Los saudíes saben que sus fuerzas especiales no sólo carecen de experiencia, sino que se parecen a las de otros ejércitos de la región. Valga recordar que las fuerzas especiales de los países de la OTAN están sujetas a arduos programas de formación intensiva que duran entre dos y tres años antes de encomendarles llevar a cabo misiones militares de campo.
Es probable que las funciones básicas de las fuerzas especiales sean confiadas a fuerzas de Estados Unidos y países de la OTAN, ya que las fuerzas especiales norteamericanas habían estado en Yemen “con la aprobación de los sucesivos gobiernos yemeníes” hasta el momento que se tomó la decisión de retirarlas del país días antes del inicio de los ataques aéreos saudíes contra Yemen. Estas fuerzas mantienen lazos profesionales con varias configuraciones cuya formación habían supervisado en el territorio de Yemen y fueron utilizadas para combatir a los Comités Populares, el ejército yemení y los huthies.
Después de que las tropas estadounidenses logren verificar la capacidad de las fuerzas especiales de Arabia Saudita y sus aliados, se les encomendaran las tareas de infiltrarse en territorio yemení y ampliar el radio de sus operaciones contra líderes militares, líneas de suministro y las bases logísticas por temor a una confrontación naval.
Estados Unidos ha reforzado su presencia en las aguas del mar Arábigo al enviar el portaviones Roosevelt y el buque acorazado de misiles dirigidos Normandí, los cuales se unen a otras siete piezas navales norteamericanas con el objetivo de endurecer el bloqueo naval impuesto a Yemen, por un lado, y estar alerta en caso de que el conflicto evolucione y conduzca a un enfrentamiento naval entre Irán y los países de la coalición saudita, por el otro.
Irán, a su vez, envió nueve barcos para que se unan a un destructor y otro buque de guerra a las aguas del mar Arábigo para una misión que "podrá extenderse por tres meses y es posible que la flota ancle en el puerto de Adén", según el diario "The Hill" del 19 de abril, el cual agregó citando a funcionarios estadounidenses que habían expresado su "temor de que esto pueda conducir a una confrontación con Estados Unidos o con algunos miembros de la coalición", refiriéndose a Egipto, que participa con la coalición con cuatro piezas marinas.
Funcionarios militares han señalado que Irán no oculta sus intenciones de desplegar sus fuerzas navales, sino que más bien trata de informar de ello a Estados Unidos y sus aliados.
Estos consideran que el “nuevo” comportamiento iraní puede tener sus razones en las disposiciones del bloqueo aéreo de Yemen, lo cual reduce las opciones de Irán para intervenir o suministrar armas, o "podría" ser una acción deliberada para encubrir otro barco iraní que atracó en los puertos de Omán, considerando que pueden utilizar su territorio para enviar armas a Yemen por tierra. Los estadounidenses no descartan tampoco la determinación de Irán a chocar con Arabia Saudita y “recortarle los colmillos”, convencido de que Estados Unidos no acudirá al rescate de su aliado herido.
Las consideraciones relacionadas con el tema nuclear también estaban presentes en la mente de los "funcionarios estadounidenses", algunos creen que probablemente el tono suave del Pentágono y de la Administración de Estados Unidos en cuanto a la flota naval de Irán indica que "tratan de evitar todo lo que pueda perturbar las delicadas conversaciones nucleares", una declaración del portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, pocas horas antes de que Arabia Saudita anunciara el fin de los ataques aéreos señala que “la participación de Irán en Yemen no es motivo suficiente para que colapsen las negociaciones, más bien en realidad es un incentivo muy fuerte para su éxito”.
El diario "Foreign Policy", en su publicación digital señaló el 22 de abril que la decisión de Arabia Saudita "elimina una posible fuente de preocupación" para la Administración de Estados Unidos en las conversaciones nucleares.
Las características de la nueva campaña se centran en el papel prioritario de fuerzas militares especiales, algunas de ellas tal vez sean tropas estadounidenses para cumplir funciones de orientación y formación, y lo que resta se le asigna a fuerzas especiales de los países del Golfo "con ayuda egipcia y jordana". Las tareas "subversivas" asignadas a las fuerzas especiales serían penetrar las tribus yemeníes ofreciéndoles atractivos obsequios, gratificaciones financieras y armas para alentarlas contra los huthies y facilitar operaciones militares limitadas contra de ellos.
Cabe señalar que el reino de Arabia Saudita recién había desplegado sus fuerzas pertenecientes a la Décima brigada de blindados cerca de la frontera conjunta con Yemen. Sus fuerzas especiales se distribuyen en tres compañías que habían sido sometidas a entrenamiento continuado durante tres meses y están armadas y entrenadas para luchar dentro de las ciudades. Los saudíes saben que sus fuerzas especiales no sólo carecen de experiencia, sino que se parecen a las de otros ejércitos de la región. Valga recordar que las fuerzas especiales de los países de la OTAN están sujetas a arduos programas de formación intensiva que duran entre dos y tres años antes de encomendarles llevar a cabo misiones militares de campo.
Es probable que las funciones básicas de las fuerzas especiales sean confiadas a fuerzas de Estados Unidos y países de la OTAN, ya que las fuerzas especiales norteamericanas habían estado en Yemen “con la aprobación de los sucesivos gobiernos yemeníes” hasta el momento que se tomó la decisión de retirarlas del país días antes del inicio de los ataques aéreos saudíes contra Yemen. Estas fuerzas mantienen lazos profesionales con varias configuraciones cuya formación habían supervisado en el territorio de Yemen y fueron utilizadas para combatir a los Comités Populares, el ejército yemení y los huthies.
Después de que las tropas estadounidenses logren verificar la capacidad de las fuerzas especiales de Arabia Saudita y sus aliados, se les encomendaran las tareas de infiltrarse en territorio yemení y ampliar el radio de sus operaciones contra líderes militares, líneas de suministro y las bases logísticas por temor a una confrontación naval.
Estados Unidos ha reforzado su presencia en las aguas del mar Arábigo al enviar el portaviones Roosevelt y el buque acorazado de misiles dirigidos Normandí, los cuales se unen a otras siete piezas navales norteamericanas con el objetivo de endurecer el bloqueo naval impuesto a Yemen, por un lado, y estar alerta en caso de que el conflicto evolucione y conduzca a un enfrentamiento naval entre Irán y los países de la coalición saudita, por el otro.
Irán, a su vez, envió nueve barcos para que se unan a un destructor y otro buque de guerra a las aguas del mar Arábigo para una misión que "podrá extenderse por tres meses y es posible que la flota ancle en el puerto de Adén", según el diario "The Hill" del 19 de abril, el cual agregó citando a funcionarios estadounidenses que habían expresado su "temor de que esto pueda conducir a una confrontación con Estados Unidos o con algunos miembros de la coalición", refiriéndose a Egipto, que participa con la coalición con cuatro piezas marinas.
Funcionarios militares han señalado que Irán no oculta sus intenciones de desplegar sus fuerzas navales, sino que más bien trata de informar de ello a Estados Unidos y sus aliados.
Estos consideran que el “nuevo” comportamiento iraní puede tener sus razones en las disposiciones del bloqueo aéreo de Yemen, lo cual reduce las opciones de Irán para intervenir o suministrar armas, o "podría" ser una acción deliberada para encubrir otro barco iraní que atracó en los puertos de Omán, considerando que pueden utilizar su territorio para enviar armas a Yemen por tierra. Los estadounidenses no descartan tampoco la determinación de Irán a chocar con Arabia Saudita y “recortarle los colmillos”, convencido de que Estados Unidos no acudirá al rescate de su aliado herido.
Las consideraciones relacionadas con el tema nuclear también estaban presentes en la mente de los "funcionarios estadounidenses", algunos creen que probablemente el tono suave del Pentágono y de la Administración de Estados Unidos en cuanto a la flota naval de Irán indica que "tratan de evitar todo lo que pueda perturbar las delicadas conversaciones nucleares", una declaración del portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, pocas horas antes de que Arabia Saudita anunciara el fin de los ataques aéreos señala que “la participación de Irán en Yemen no es motivo suficiente para que colapsen las negociaciones, más bien en realidad es un incentivo muy fuerte para su éxito”.
El diario "Foreign Policy", en su publicación digital señaló el 22 de abril que la decisión de Arabia Saudita "elimina una posible fuente de preocupación" para la Administración de Estados Unidos en las conversaciones nucleares.
Nuevamente el papel “israelí” en Yemen
El papel "directo de Israel" en las
guerras de Yemen superó hace mucho tiempo la etapa de especulación. La
intervención durante la década de los años sesenta quedó en evidencia cuando
fueron desclasificados documentos británicos y estadounidenses sobre una
operación denominada ”Porcupine", que se extendió desde el año 1962 hasta
1970 y se centró en el suministro mediante catorce entregas de armas que eran
lanzadas desde el aire utilizando el avión más grande en su flota un Boeing C
97.
Cabe destacar que uno de los agentes del Mossad "israelí" había caído en manos de las fuerzas republicanas de Yemen, que lo entregaron a Egipto y fue liberado por Sadat en un intercambio de prisioneros después de la guerra de 1973.
Ahora, nos informa Oren Kessler, el vicedirector de investigación en la "Institución de Defensa de las Democracias", que “no podemos excluir la intervención israelí" en la actual guerra de Yemen (diario "el Político", 21 de abril 2015) y aclara que había estado comprometida en la lucha contra Egipto en aquella época, utilizando sus grandes aviones piloteados por israelíes para lanzar equipo militar, suministros médicos y dinero, usando paracaídas". Kessler guardó silencio sobre los detalles actuales de su participación.
Cabe destacar que uno de los agentes del Mossad "israelí" había caído en manos de las fuerzas republicanas de Yemen, que lo entregaron a Egipto y fue liberado por Sadat en un intercambio de prisioneros después de la guerra de 1973.
Ahora, nos informa Oren Kessler, el vicedirector de investigación en la "Institución de Defensa de las Democracias", que “no podemos excluir la intervención israelí" en la actual guerra de Yemen (diario "el Político", 21 de abril 2015) y aclara que había estado comprometida en la lucha contra Egipto en aquella época, utilizando sus grandes aviones piloteados por israelíes para lanzar equipo militar, suministros médicos y dinero, usando paracaídas". Kessler guardó silencio sobre los detalles actuales de su participación.
Detalles sobre el futuro
Autoridades oficiales de Estados Unidos y los
medios evitaron por completo el uso de cualquier descripción de las incursiones
sauditas, salvo la de "fracaso e impotencia", preguntándose
¿qué es lo que ha logrado Arabia Saudita después de un mes de bombardeo contra
Yemen? Llegaron hasta el punto de ridiculizarla porque teniendo el armamento
más sofisticado no logró cumplir su principal objetivo que es propiciar que
regrese a Yemen el Presidente fugitivo Abed Rabbu Mansour Hady. Las incursiones
aéreas ya son inútiles porque no queda ningún objetivo de la larga “lista de objetivos",
sólo le queda por hacer una de dos cosas: involucrarse en una guerra terrestre
y esto requeriría un gran número de fuerzas militares debido a lo accidentado
del terreno y el armamento disponible en manos de la mayoría de los yemeníes, o
una solución política, lo cual significa negociación que tendrá que reflejar
los logros sobre el terreno y estos no existen. La forma probable de la próxima
intervención dependerá de las fuerzas especiales que ejecuten intervenciones
rápidas y asesinatos en un esfuerzo por modificar la ecuación antes de sentarse
a la mesa de negociaciones.
Círculos estadounidenses señalan un esquema que está siendo implementado y que pretende mantener los enfrentamientos de manera constante para “desangrar” a los huthies y detrás de ellos, a Irán, y mantenerlos ocupados continuamente impidiéndoles lanzar una operación a través de la frontera con Arabia Saudita.
¿Qué pasa si esto se complica? Nos informa el diario "Washington Post", en su edición del 23 de abril, que "es poco probable que Riad pueda jugar un papel en la determinación del futuro de Yemen…más bien los funcionarios estadounidenses temían que se produjeran repercusiones negativas", como resultado de esta intervención.
Lo que los estadounidenses no pudieron hacer es permitir que se reconozca que Yemen quedó fuera de la influencia y el control de Arabia Saudita, "y esta no retornará a su antigua gloria”. Por otro lado, las repercusiones y las consecuencias dentro de la familia real saudí se producirán de modo inevitable, más bien estamos presenciando el inicio de la desaparición de su papel y de su control sobre la decisión del mundo árabe e islámico, con todo lo que implica esto de probabilidades y perspectivas futuras.
Círculos estadounidenses señalan un esquema que está siendo implementado y que pretende mantener los enfrentamientos de manera constante para “desangrar” a los huthies y detrás de ellos, a Irán, y mantenerlos ocupados continuamente impidiéndoles lanzar una operación a través de la frontera con Arabia Saudita.
¿Qué pasa si esto se complica? Nos informa el diario "Washington Post", en su edición del 23 de abril, que "es poco probable que Riad pueda jugar un papel en la determinación del futuro de Yemen…más bien los funcionarios estadounidenses temían que se produjeran repercusiones negativas", como resultado de esta intervención.
Lo que los estadounidenses no pudieron hacer es permitir que se reconozca que Yemen quedó fuera de la influencia y el control de Arabia Saudita, "y esta no retornará a su antigua gloria”. Por otro lado, las repercusiones y las consecuencias dentro de la familia real saudí se producirán de modo inevitable, más bien estamos presenciando el inicio de la desaparición de su papel y de su control sobre la decisión del mundo árabe e islámico, con todo lo que implica esto de probabilidades y perspectivas futuras.