Las aldabas, un tesoro cultural mal conocido
Cuando uno pasea por el casco antiguo de Damasco y del zoco de las especias, no puede dejar de disfrutar la belleza de las aldabas, esos viejos llamadores de metal cuya existencia se remonta a una época lejana.
Huella eterna del patrimonio inmaterial de la ciudad: las aldabas, ricamente adornadas, con tanta historia y un montón de símbolos; nos permiten viajar a través del tiempo y el espacio.
Las aldabas damascenas
Antun Mezzawi, artista aficionado, de formación jurídica, varias veces premiado por sus obras talentosas, se apasionó por los símbolos enigmáticos de estas aldabas hasta preparar una exposición con 25 modelos.
“Este trabajo necesitó mucho tiempo, dinero y esfuerzo. Las únicas ayudas que tenía eran las diversas y variadas búsquedas de Felipe Seringue, publicadas en ‘Los símbolos en la vida, en las religiones y en el arte’, ¡mi único apoyo y referencia! Quería descubrir esta parte inmutable, inalterable a lo largo del tiempo que nació en Damasco y Alepo para alcanzar luego El Cairo, Europa y hasta América. Quería aclarar la relación entre estas aldabas, la religión y la etimología.", explica Mezzawi.
"Al analizarlas, se nota primero la presencia del dios Júpiter, cuyo templo fue construido en esta parte de la ciudad en el siglo II, con su mano colgada bajo un circulo luminoso, el sol, y el todo protegido por las hojas de higos, este gran árbol sagrado en aquella época. Luego, en otras, una cruz, añadida al inicio de la era cristiana, símbolo de paz, protección y salvaguardia. O una paloma con una hoja de olivo en el pico, rodeada de un semicírculo que representa la luna, o de algunos pájaros con una hiedra trepadora por encima del sol, símbolo de fieldad. Hay otras, más raras y preciosas, formadas de esos semicírculos, refiriéndose a la eternidad y la sostenibilidad, con una cruz romana en el medio y 12 peces: un pez en cada ángulo aludiendo a los 4 apóstoles de Cristo, y los otros 8 tienen la cabeza orientada hacia el infinito, son los que se van a evangelizar en los 8 rincones del mundo. De origen sumerio, el triángulo invertido en la parte inferior representa a la mujer, a la procreación, y la gota de agua a la procreación”.
Ornamentos de lujo a través del mundo
A partir del siglo XI, estas aldabas viajaron de Siria a Europa y más precisamente a Francia y España, para alcanzar después sus colonias.
Fueron durante siglos un símbolo de distinción social y de poder, de tal forma que existe un refrán que dice “A tal casa tal aldaba”.
En España, muchas puertas de iglesias y de casas señoriales hacen figurar notabilísimos ejemplos de aldabas de valor artístico, como las de la catedral de Bayona en Francia y de Sevilla en España, que datan del siglo XIII. Y en todos los caracteres, se descubre una influencia del arte árabe.
Remodelados, se encuentran en forma de anillo, símbolo de acogida y de protección. O de animales como la serpiente, encarnación de la lascivia, del vicio y del mal, que se convierte en el símbolo de la eternidad al reunir en su boca el principio con el fin formando así un círculo. O del león que evoca la majestad, la fuerza y el poder. O las especies marinas para las casas de comerciantes marinos.
Durante la época colonial, en América, hubo ciudades ricas en la diversidad y laboriosidad de dichas aldabas, una de las más destacadas es Cartagena de Indias, cuyos forjadores hacían verdaderas obras maestras para hacer lucir el estatuto privilegiado de los ocupantes gracias a estos guardianes de las puertas.
Así, que reflejen esta distinción social o sean simplemente un adorno, digno de una obra de arte, las aldabas siguen siendo testigos de los verdaderos conocimientos especializados de antaño, ennoblecidos por la pátina de los años.