La música: antídoto para el coronavirus
En este difícil e inaguantable período de confinamiento, que puede ser más duro que estar aislado durante días y días en su apartamento, solo y separado de sus seres queridos. Frente a este sufrimiento y esos momentos de estrés y angustia, Athrodeel decide convertirlos en un confinamiento musical acompañado del buen humor.
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La música: antídoto para el coronavirus
Athrodeel esta palabra siriaca que significa: mi patria, mi tierra y mi hogar, es también el nombre del grupo que forman Aseel y Ahmad, esta pareja siria que llegó hace algunos años a Barcelona para que Aseel se especialice en musicoterapia y Ahmad prepare su MBA. Por otra parte, aprovechan su estancia para fijar sus conocimientos musicales y matricularse en el conservatorio, ella en soprano lirico y él en guitarra flamenca.
Estos embajadores, grandes amantes de la música, logran repartirla con los otros transformándola en un elemento-motor para difundir la felicidad.
Así cada día a las 8, acompañados de los aplausos de los vecinos, tocan música y cantan para cultivar la paz, el amor y la amistad, en vez del estrés y de la depresión que ha generado el Covid-19.
“Hemos pensado hacerlo cada fin de semana, pero la motivación y el ánimo de los demás nos condujeron a producir nuestro concierto local de manera diaria desde la ventana de nuestra sala de estar. Una manera de conocer a los vecinos, de hacerles sentir que no están solos, especialmente los queridos mayores lejos de sus hijos y nietos en este periodo de confinamiento. Con poco, logramos a hacerles reír, sonreír, bailar, recordar los tiempos pasados. Crear una atmósfera acogedora que sale del corazón”, como insisten diciéndolo Ahmad y Aseel.
De un mero hecho nace una gran responsabilidad y un profundo intercambio.
La música en sí tiene una relación directa con los sentimientos, afecta al ser humano de manera fisiológica.
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La música: antídoto para el coronavirus
Y esos 10 minutos de cada noche es un momento de energía positiva, de respiración y de intercambio con los vecinos. Aprenden algunas palabras en árabe, dibujan corazones, envían flores y besitos virtuales.
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Y esos 10 minutos de cada noche es un momento de energía positiva, de respiración y de intercambio con los vecinos.
“Así en vez de viajar y montar espectáculos en el extranjero, como fue previsto desde un año, hemos lanzado una guerra contra esta pandemia desde nuestra casa. Estamos intentando ser positivos. Aprovechamos el tiempo montando de nuestra ventana una escena abierta a los demás, para compartir con todo nuestro barrio algunos ritmos musicales, folclóricos, tradicionales, sirios, españoles e internacionales, para todas las edades. La música es un arma que une sea cual sea la nacionalidad, la etnia o la religión” acaba diciendo Aseel.