Balcones y azoteas se pintaron de blanco ondulante al viento. La Habana, llena de atractivos y misterios, se colmó de nostalgia y agradecimiento.

Eusebio Leal, cerró sus ojos a la vida pero los abrió eternamente a la inmortalidad.

Los grandes nunca parten, se quedan donde vibra su obra, donde habitan sus recuerdos, sus pasiones... y el más Leal de los habaneros, continúa en sus calles, en su Habana, en sus espacios, en sus balcones.

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La iniciativa, se propagó rápidamente por las Redes Sociales, y no sólo en la Capital cubana sábanas blancas fueron colocadas en los balcones y/o azoteas.

Toda la nación se sumó a la entrega, al homenaje.

"Gracias Eusebio" o "Siempre Leal", fueron algunas de las frases más repetidas.

Eusebio Leal Spengler, el Historiador de la Ciudad, se quedará grabado en el corazón de los cubanos para siempre.