La enigmática caída en combate de José Martí
A 127 años, historiadores y científicos continúan investigando el suceso.
La muerte de José Martí el 19 de mayo de 1895, en Boca de Dos Ríos, todavía es un misterio para los estudiosos de la vida del Maestro. Nadie pudo dejar testimonios claros acerca del suceso, pues el joven Ángel de la Guardia, quien estuvo a su lado, murió antes de concluir la guerra y solo dejó versiones orales.
El artículo “Como murió José Martí (II)”, publicado en el diario Juventud Rebelde el 6 de marzo de 2010, dice que esa tarde, el General en Jefe Máximo Gómez trató de proteger al Maestro y le ordenó: “Hágase usted atrás, Martí, no es ahora este su puesto”. Después de la orden, él debía mantenerse con la impedimenta; sin embargo, siguió adelante junto al joven de la Guardia y ambos fueron víctimas del fuego enemigo.
“Es impactado por tres disparos. Una bala le penetró por el pecho, al nivel del puño del esternón, que quedó fracturado; otra, le entró por el cuello, le destrozó en su trayectoria de salida, el lado izquierdo del labio superior, y otra más lo alcanzó en un muslo”, expone el escrito.
¿Por qué Martí se lanza al combate?
Existen varias hipótesis en torno a la interrogante, ya que el Apóstol de Cuba no tenía experiencia práctica en el campo de batalla, y esto ha dado lugar a especulaciones.
Según Jorge Juan Lozano Ros, asesor de la Sociedad Cultural José Martí, en entrevista con la periodista Lorena Núñez Verdecia, hay que comprender la decisión que él toma: “No se tiró a morir, simplemente no podía cumplir con esa orden, sus ideales no se lo permitirían. Lo más correcto era que Gómez, en vez de ordenarle que se mantuviera atrás, le hubiera dicho que se quedara en pie a su lado, que no se separa de él.”
El Doctor en Ciencias Históricas Eusebio Leal Spengler, en el documental El Enigma, dirigido por Rolando Peña, enuncia: “Él obedeció su corazón, hizo lo que creyó que debía hacer, le repitieron muchas veces, ‘este no es tu lugar’”.
¿Lo remató Oliva?
Antonio Oliva, práctico cubano del batallón de Sandoval, quien se encontraba en primera línea de combate, alardeó de haberlo rematado con su tercerola y de haberle hecho fuego desde el herbazal.
El pintor cubano Pedro Pablo Oliva, nieto de Antonio Oliva, en una entrevista concedida a La noche se mueve, afirma que su abuelo remató a Martí: “Le dispara y después lo remata, es decir, va después hasta su cuerpo y lo remata”.
Pero el historiador Rolando Rodríguez en su libro Dos Ríos: a caballo y con el sol en la frente sostiene: “Parece evidente que el mulato Oliva se pavoneaba de lo que no había hecho, porque buscaba que el Ejército español lo premiase con una distinción pensionada. Resulta imposible con una tercerola (fusil), y aun con un máuser, hacer blanco tres veces en un jinete antes de que caiga del caballo”.