¿Conoces algunos secretos culturales de Siria e Irán?
Aun cuando estas tierras hablan idiomas diferentes, siguen entendiéndose como herederas de una gran riqueza cultural.
Siria e Irán tienen varios lazos en común: el de sus civilizaciones, el de las tradiciones que configuran a sus pueblos y el de los colores de sus territorios.
Por eso, aun cuando estas naciones hablan idiomas diferentes, siguen entendiéndose como herederas de una gran riqueza cultural.
Entre las edificaciones de sus ciudades, algunas sobresalen por guardar secretos milenarios en un acto de inevitable memoria.
El Museo Nacional de Siria, por ejemplo, ubicado en el centro de Damasco, es uno de los más prestigiosos de la región.
Para la elaboración de su fachada, los expertos restauraron una parte del palacio Al-Hayr al-Gharby, en Palmira, y la colocaron justo a la entrada de la institución.
Entre sus valiosos objetos destacan cerca de cinco mil tablillas de barro grabadas en escritura cuneiforme.
Muchas de ellas, pertenecen a los períodos babilonio antiguo y medio; otras son hallazgos recientes, la mayoría en idioma acadio.
A más de mil kilómetros de ahí, el Museo Nacional de Irán, con casi 300 mil objetos, es también un espacio de importancia internacional.
Este lugar tiene dos partes: la primera dedicada a la antigua Persia y la segunda a la arqueología islámica.
La edificación es anfitriona de diversas reliquias, como objetos de metal, textiles, libros, alfombras, monedas y vasijas de cerámica.
En Siria, la Biblioteca Nacional “Al-Assad”, inaugurada en 1984, constituye una joya académica y un destino para investigadores y estudiantes.
El complejo consta de nueve pisos y acoge anualmente a decenas de eventos oficiales, como la Feria Internacional del Libro.
Sus salas de lectura son un viaje de treinta años de investigación, recopilación y preservación del patrimonio árabe.
De igual forma, la Biblioteca Nacional de Irán es uno de los depósitos más ricos de cultura en el continente asiático.
El centro, establecido en 1937, contiene varias colecciones de manuscritos antiguos y cientos de textos actuales de gran valor.
Tiene 90 mil metros cuadrados de extensión, con cinco salas dedicadas a las Humanidades, Ciencias Sociales, Derecho, Ciencias y Medicina.
A partir de estos y otros lugares, Teherán y Damasco resguardan los secretos de su historia, los mitos de sus pueblos y las hazañas de su gente.