El plan secreto estadounidense para hacer grande a Rusia de nuevo
Por lo general, es una buena idea evitar atribuir intenciones nefastas a acciones que se explican por mera estupidez. Pero este es un caso en el que la mera estupidez no puede explicar la larga y constante procesión de errores en política exterior que abarca tres décadas, todos ellos dirigidos específicamente a fortalecer a Rusia.
Todos los esfuerzos de Estados Unidos por debilitar y destruir a Rusia la han hecho más fuerte; si hubiera existido el más rudimentario mecanismo de retroalimentación, se habría detectado una discrepancia tan grande entre los objetivos y los resultados de la política y se habrían hecho ajustes.
Superficialmente, esto puede explicarse por la naturaleza de la falsa democracia estadounidense, en la que cada administración puede culpar de sus fracasos a los errores cometidos por la administración anterior, pero el Estado Profundo sigue en el poder en todo momento, y simplemente se vería obligado a admitir ante sí mismo que hay un problema con el plan para debilitar y destruir a Rusia después de unos cuantos ciclos de este fiasco en desarrollo.
Después del colapso soviético, se necesitaba muy poco para acelerar el colapso de la propia Rusia. Pero no se ha tomado ninguna de estas medidas, y las que se tomaron (con el objetivo ostensible de debilitar y destruir a Rusia) han hecho exactamente lo contrario.
1. Estados Unidos y otros miembros de la OMC pasaron 18 años negociando la entrada de Rusia en la organización. Para cuando se incorporó, en 2006, quedaba muy poco tiempo antes del colapso financiero de 2008, después del cual la OMC no ha sido un factor demasiado importante.
2. A Rusia nunca se le concedió la exención de visado y, en su lugar, tuvo que hacer frente a restricciones que no han hecho más que aumentar con el tiempo. A estas alturas, la mayoría de los rusos han interiorizado la idea de que, sencillamente, no se les quiere en Occidente y que deben buscar fortuna en su país.
3. Si, tras el colapso soviético, la OTAN se hubiera limitado a reconocer que la amenaza que pretendía contrarrestar ya no existía y se hubiera disuelto o simplemente se quedado quieta, Rusia nunca habría creído necesario rearmarse. De hecho, Rusia se dedicó a desguazar sus barcos y misiles para convertirlos en chatarra. En cambio, la OTAN consideró oportuno bombardear Yugoslavia (por una razón humanitaria inventada) y luego expandirse implacablemente hacia el este. Estas acciones han transmitido de forma muy adecuada el mensaje de que no era a la URSS, ni al comunismo, a lo que se oponía Occidente, sino a la propia Rusia.
4. Por último, Rusia debería estar agradecida por los abundantes fondos aportados a lo largo de los años por Estados Unidos y el conjunto de Occidente en apoyo de la libertad de expresión y la libertad de prensa en Rusia, entendiendo por ello la propaganda prooccidental. En primer lugar, ayudó a liberar el espacio mediático ruso, hasta el punto de que ahora Rusia está mucho más abierta a la libertad de expresión que cualquiera de los países europeos o Estados Unidos, sin apenas un atisbo de la censura corporativa o la cultura de la cancelación que proliferan en Occidente.