Arabia Saudita da marcha atrás y trata de arreglar relación con Biden
La postura saudita se produce después que los demócratas obtuvieron un resultado mejor de lo esperado en las elecciones legislativas.
Cuando las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita y Estados Unidos parecían caer en picado a principios de este año, la nación árabe parece ahora estar dispuesta a limar asperezas con la administración Biden.
Según los analistas, el resultado del Partido Demócrata en las elecciones intermedias fue mejor de lo previsto y reforzó la posición del mandatario estadounidense.
De acuerdo con un reporte del sitio digital Insider, los miembros del Partido Demócrata acusaron a Arabia Saudita de retirarse de un acuerdo para aumentar la producción de petróleo y, en su lugar, reducirla, como parte de una estratagema para disparar la inflación y perjudicar las posibilidades de los demócratas en las elecciones de mitad de mandato.
Pero, en cambio, el partido de Biden salió con su control del Senado intacto y con una pérdida de escaños en la Cámara de Representantes menor de lo esperado.
En este sentido, los sauditas realizaron en las últimas semanas una serie de movimientos diplomáticos aparentemente destinados a mejorar las deterioradas relaciones con la Casa Blanca.
En octubre, la nación norteña votó a favor de una resolución de la ONU para no reconocer la anexión por parte de Rusia de varias provincias en el este de Ucrania, y aumentó su ayuda a Ucrania en 400 millones de dólares.
EE.UU. es el principal apoyo internacional de Ucrania en el conflicto con Rusia, y las medidas parecen estar diseñadas para demostrar que Arabia Saudita no se pone del lado ruso en el conflicto.
Según The Wall Street Journal, Arabia Saudita podría dar marcha atrás en parte a la decisión de recortar la producción de petróleo y en su lugar aumentarla, aunque el ministro de energía saudita desmintió el informe.
El gobierno de Biden también señaló su deseo de restablecer las relaciones.
Conforme con Insider, en documentos judiciales a principios de este mes, el Departamento de Justicia de EE.UU. declaró la inmunidad de Bin Salman en los procesos relacionados con el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi en 2018.
Los expertos analizan la jugada como una concesión a los sauditas, y contrasta con la promesa anterior de Biden de convertirlo en un "paria" por el asesinato.
En cuanto al recorte de petróleo, Brian Katulis, experto en política del Instituto de Medio Oriente en Washington DC, dijo a Insider:
“La reacción tomó a los sauditas por sorpresa. Ellos subestimaron cómo se percibiría la decisión en el entorno político interno hiperpolarizado de Estados Unidos, especialmente en el período previo a las elecciones de mitad de período”.
Arabia Saudita camina ahora por la cuerda floja, apuntó Quilliam de Chatham House. "Por un lado, ven a Estados Unidos como el mejor garante de su seguridad, dada la amplia venta de armas al reino y el apoyo militar. Sin embargo, también consideran a EE.UU. como una potencia en declive, y están dispuestos a fomentar lazos más estrechos con Rusia y China, los principales rivales geopolíticos de EE.UU", añadió.
Aun así, los principales intereses estratégicos comunes, incluida la contención de Irán, permite a ambas naciones ganar para mantener viva la alianza.
Al mismo tiempo, Arabia Saudita también es consciente, según Quilliam, de que Medio Oriente ya no es una prioridad estratégica clave para Washington.
Por otro lado, para Katulis, la brutalidad del régimen saudita contra los disidentes es el comodín para hacer saltar por los aires –en cualquier momento– los intentos de normalizar las relaciones.
"Es una mentalidad de asedio y lleva a cosas como la horrible extralimitación que supone encarcelar a las voces disidentes o salir a intentar secuestrar o asesinar a alguien", apuntó.