(Israel) quiere la tierra de Palestina, pero no a su pueblo
De acuerdo con un artículo publicado en The New York Times (NYT), de la autoría del abogado y escritor palestino, Raja Shehadeh, Netanyahu hizo esta promesa, en vísperas de las elecciones, sólo para complacer a sus partidarios de derecha.

La semana pasada, antes de las elecciones parlamentarias de este martes en (Israel), el primer ministro, Benjamín Netanyahu, prometió que, de ser reelegido, se anexaría hasta un tercio de la Ribera Occidental ocupada.
Ese anuncio provocó una amplia condena internacional.
De acuerdo con un artículo publicado en The New York Times (NYT), de la autoría del abogado y escritor palestino, Raja Shehadeh, Netanyahu hizo esta promesa, en vísperas de las elecciones, sólo para complacer a sus partidarios de derecha.
En su opinión, la anexión formal no traerá ningún cambio real ni beneficios adicionales para los israelíes que viven en las zonas ocupadas.
A todos los efectos, señala, el gobierno israelí ya los trata como si vivieran en (Israel) propiamente dicho (ampliándoles la ley israelí), y les da ventajas (hipotecas baratas y desgravaciones fiscales).
A juicio de Shehadeh, esa es una de las razones por las que muchos palestinos han llegado a creer en la solución de un solo estado: “Después de todo, con tantos asentamientos israelíes en Cisjordania, sería imposible aplicar una solución de dos Estados”.
Eso no quiere decir, precisa, que muchos palestinos dan la bienvenida al plan formal de anexión de Netanyahu como un paso adelante hacia ese objetivo.
(Israel) siempre ha querido esta tierra, sin su pueblo. Y el territorio que Netanyahu promete anexar está escasamente poblado de palestinos. La mayoría de los palestinos que viven en las zonas programadas para la anexión ya han perdido sus tierras y no las recuperarían. Simplemente serían condenados a permanecer como trabajadores al servicio de los usurpadores israelíes.
Comenta Shehadeh, que la decisión de Netanyahu tendría, al menos, la virtud de ser clarificadora: Si se aplica, confirmará la desaparición de los Acuerdos de Oslo de 1993, un hecho que muchos palestinos acogerían con satisfacción porque se han sentido decepcionados por el acuerdo.
En virtud de los acuerdos, el estatuto permanente de los territorios de la Ribera Occidental debía ser negociado entre (Israel) y la Organización de Liberación de Palestina; la anexión pura y simple, como propone ahora Netanyahu, sería una clara violación.
Durante un tiempo, indica el escritor palestino, se esperaba que el acuerdo trajera consigo una paz negociada entre las dos partes y la libertad para los palestinos. En cambio, a lo largo de los años ha permitido a (Israel) seguir explotando económicamente a los palestinos, controlar gran parte de sus recursos y ejercer un dominio total sobre sus fronteras.
Netanyahu era un opositor declarado de los Acuerdos de Oslo cuando estaba en la oposición política, antes de 1996, el año en que se convirtió en primer ministro. A estas alturas, después de sus diversas estancias como líder de (Israel), puede atribuirse el mérito entre sus partidarios de haber gestionado con astucia la ocupación de la Ribera Occidental hasta el momento en que pudiera anexionarse plenamente el territorio. Promovió este objetivo con su aliento incondicional de que se construyeran más y más asentamientos judíos en Cisjordania.
Los palestinos tienen poco interés en las elecciones de esta semana en (Israel).
Comenta Shehadeh que no está seguro si eso es el resultado de su experiencia de vivir bajo una ocupación que se ha convertido en un voraz régimen colonial o de las dificultades económicas que sufren.
De cualquier manera, considera que pocos palestinos creen que hará mucha diferencia para ellos, que son elegidos. Ninguno de los candidatos está expresando una posición clara sobre el futuro de las relaciones israelo-palestinas; estas simplemente no están en la agenda de la campaña.
Reconoce Shehadeh que hace medio año escribió lo mismo, antes de las elecciones anteriores.
Lo que sí destaca es la creciente discrepancia de poder entre (Israel) y los palestinos.
Cuando Netanyahu declara que se anexionará alrededor de un tercio de la Ribera Occidental, todo el mundo sabe que tiene el poder para hacerlo. Cuando Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, declara que cancelará las divisiones de Cisjordania creadas por los Acuerdos de Oslo -en las llamadas Áreas A, B y C- que dieron a (Israel) el poder sobre más del 60 por ciento de la zona, todo el mundo sabe que es incapaz de poner en práctica ese anuncio.
Peor aún, es posible que Netanyahu sea lo suficientemente astuto como para cumplir su promesa de anexión y así poder capear todas las críticas y las consecuencias. Probablemente justificaría la medida por ser necesaria para la defensa de su país: Recientemente dijo a sus votantes en un post de Facebook que los árabes "quieren aniquilarnos a todos - mujeres, niños y hombres". (Facebook entonces suspendió temporalmente algunas características de la cuenta, como una penalización por violar la política de incitación al odio de la empresa). Esto no augura nada bueno para la perspectiva de paz si el Sr. Netanyahu es reelegido.
Por otra parte, no es que su principal oponente, Benny Gantz, un ex jefe militar, esté mejor predispuesto hacia nosotros, los palestinos. Además de ser un multimillonario saudita, el Sr. Gantz dijo la semana pasada que "el mejor lugar para ser árabe en Medio Oriente es en (Israel)", como si los palestinos fueran tratados como iguales a los israelíes.
"Y el segundo mejor lugar para ser árabe en el Medio Oriente es Cisjordania." Como si los palestinos -o cualquiera- pudieran ser felices viviendo bajo ocupación extranjera durante medio siglo. ¿Hasta dónde puede llegar la negación?
Netanyahu es un sinvergüenza. El Sr. Gantz es ciego. Los palestinos no ven ninguna perspectiva en estas elecciones. ¿Cómo podrían?