The Washington Post: El mapa político de Turquía está cambiando
Como académico, Ahmet Davutoglu fue un defensor del resurgimiento del poder turco y acuñó la política de "cero problemas con los vecinos". Ayudó a iniciar un período de reformas internas, así como avances hacia la adhesión a la Unión Europea y relaciones regionales amistosas durante la primera década del AKP en el poder, de 2002 a 2012.
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The Washington Post: El mapa político de Turquía está cambiando
El exprimer ministro turco Ahmet Davutoglu, otrora el más estrecho aliado del presidente Recep Tayyip Erdogan y que abandonó el gobernante AKP el pasado septiembre, anunció la formación de un nuevo partido político en un gran salón con partidarios. Ninguna cadena lo recogió, temiendo la ira del gobierno.
Según comentó un artículo del diario The Wahington Post, Davutoglu es un peso pesado en los círculos conservadores, y su desafío a Erdogan es significativo para inclinar aún más la balanza a favor de las fuerzas de la oposición que piden el fin de la pesadilla autoritaria de Turquía.
Como académico, Davutoglu fue un defensor del resurgimiento del poder turco y acuñó la política de "cero problemas con los vecinos". Ayudó a iniciar un período de reformas internas, así como avances hacia la adhesión a la Unión Europea y relaciones regionales amistosas durante la primera década del AKP en el poder, de 2002 a 2012.
La intelectualidad liberal de Turquía critica a Davutoglu por haber permanecido demasiado tiempo al lado de Erdogan.
Ahora cambian las matemáticas electorales en Turquía. El AKP de Erdogan se sitúa en torno al 30 por ciento de apoyo e incluso con el respaldo de su socio de coalición ultranacionalista (MHP), el partido parece estar varios puntos por debajo del índice del 51 por ciento de los útimos años.
El verano pasado, el AKP perdió casi todas las principales ciudades de Turquía en las elecciones municipales. Con el Partido del Futuro de Davutoglu, y otro partido disidente que pronto se formará, liderado por el exministro de finanzas Ali Babacan, es difícil imaginar a Erdogan como un presidente de por vida.
Pero no está claro cuándo podría producirse la próxima corrección democrática. Las elecciones están programadas formalmente para 2023, pero la mayoría de los políticos predicen que no tardarán tanto.
El mes que viene, Babacan, que dirigió la economía de Turquía durante sus años de auge, desarrollará su propia plataforma política, posiblemente más liberal.
En las conversaciones mantenidas en los últimos meses con miembros destacados de los partidos de Babacan y Davutoglu, sus preocupaciones sobre el país eran casi idénticas: la consolidación del poder por demasiado tiempo en manos de Erdogan bajo el nuevo sistema presidencial, la erosión de las instituciones democráticas, el triste estado del poder judicial y la mala gestión de la economía.
No obstante, existen factores externos que podrían prolongar la vida útil del régimen actual. Una aventura militar en el extranjero sería una. La forma en que Washington maneja a Turquía es muy importante, y la reelección del presidente Donald Trump en 2020.
El Congreso de Estados Unidos, al imponer sanciones a Turquía, como está dispuesto a hacer, también reuniría a los nacionalistas en torno al presidente turco.
Pero el impacto de estos sería temporal. Muchos turcos quieren recuperar su democracia, y su número va en aumento. El AKP ha estado en el poder durante gran parte de los últimos 17 años y ha perdido su turno. Tarde o temprano, alguien más vendrá.