Turquía y Rusia se apresuran a un conflicto convencional directo, de hecho, las dos potencias ya están enfrascadas en uno, advirtió un artículo publicado en el diario digital Washington Examiner.

Desde que el presidente Recep Tayyip Erdogan acordó desplegar cientos de soldados turcos en la provincia siria de Idleb en 2018 para imponer una zona de desescalada en el área, Turquía ha sido vulnerable y este mes  el mandatario sirio Bashar Al-Assad y la fuerza aérea rusa lanzaron una ofensiva militar para retomar el último gran centro de control de los terroristas.

Pero Erdogan puso a Turquía en una caja, comentó el artículo de prensa al señalar que el aspirante a sultán ha invertido muchos recursos en Idleb, en parte porque no quiere que otro millón de refugiados sirios entren en su país y porque ve a su vecino dentro de la esfera de influencia de Turquía.

Sin embargo, con el aumento de las bajas, parece que hizo una apuesta equivocada, detalló el artículo.

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Cuanto peor sea la violencia, más probable es que Erdogan se acerque a los Estados Unidos y a la OTAN para pedir ayuda.

Los turcos ya solicitaron despliegues de misiles Patriot en la frontera turco-siria, que fueron denegados dada la compra por parte de Turquía de un sistema de defensa aérea ruso el año pasado.

La declaración de Turquía de que ya no impedirá que los refugiados sirios viajen a Europa es probablemente un intento de chantajear a la OTAN para que ayude a Erdogan a sacar a su país de un agujero que él mismo ha cavado.

Washington debería decirle a Turquía en términos inequívocos que se largue, subrayó el texto.

Este tipo de respuesta causará indignación entre los académicos, analistas y exdiplomáticos que cantan las alabanzas de la OTAN. Y sí, Turquía es de hecho un estado miembro de la OTAN, mas los turcos no han ayudado en absoluto desde que estalló la guerra civil en Siria hace nueve años, moviéndose en direcciones que están en contradicción con la alianza en su conjunto.

Si Erdogan fuera inteligente, sacaría a sus soldados de la línea de fuego. Pero en caso de que elija su habitual imprudencia y se doblegue, debería emprender su última aventura sabiendo de antemano que Estados Unidos no vendrá a rescatarlo. El mejor enfoque para Washington es mantenerse lo más lejos posible de este conflicto.