Nuevo coronavirus pone a prueba la globalización
El nuevo coronavirus pone a prueba la globalización. A medida que las cadenas de suministro críticas se rompen, y las naciones acaparan suministros médicos y se apresuran a limitar los viajes, la crisis está obligando a una gran reevaluación de la economía mundial interconectada, según destaca un artículo de Foreign Affairs.
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Nuevo coronavirus pone a prueba la globalización
La globalización no solo permitió la rápida propagación de enfermedades contagiosas, sino que fomentó una profunda interdependencia entre las empresas y las naciones que las hace más vulnerables a las conmociones inesperadas. Ahora, tanto las empresas como las naciones están descubriendo lo vulnerables que son, acotó el texto.
Según el artículo, la lección del nuevo coronavirus no es que la globalización haya fracasado. La lección es que la globalización es frágil, a pesar o, incluso, debido a sus beneficios.
La falta de alternativas de fabricación a prueba de fallos puede hacer que las cadenas de suministro se rompan, como sucedió en algunos sectores médicos y relacionados con la salud como resultado del nuevo coronavirus, dijo.
Los productores de suministros médicos vitales se han visto abrumados –añadió- por el aumento de la demanda mundial, lo que ha hecho que los países se enfrenten entre sí en una competencia por los recursos.
El resultado fue un cambio en la dinámica de poder entre las principales economías mundiales, ya que las que están bien preparadas para combatir el nuevo virus acaparan recursos para sí mismas o ayudan a las que no lo están y, como consecuencia, amplían su influencia en el escenario mundial.
La sabiduría convencional sobre la globalización es que creó un próspero mercado internacional, permitiendo a los fabricantes construir cadenas de suministro flexibles mediante la sustitución de un proveedor o componente por otro según sea necesario, acotó.
Recuerda el material que la pandemia de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, COVID-19, está exponiendo la fragilidad de este sistema globalizado, mientras el gobierno de Trump ha utilizado la pandemia para dar marcha atrás en la integración global, China está utilizando la crisis para mostrar su voluntad de liderazgo.
Como primer país afectado por el nuevo coronavirus, la nación asiática sufrió gravemente en los últimos tres meses. Pero ahora está empezando a recuperarse, al igual que el resto del mundo está sucumbiendo a la enfermedad, enfatizó.
A principios de marzo, Italia pidió a otros países de la Unión Europea que proporcionaran equipo médico de emergencia, ya que la grave escasez obligaba a sus médicos a tomar decisiones desgarradoras sobre qué pacientes tratar de salvar y cuáles dejar morir. Ninguno de ellos respondió. Pero China sí lo hizo, ofreciendo vender ventiladores, máscaras, trajes protectores e hisopos.
Mientras los responsables de las políticas de todo el mundo luchan para hacer frente al nuevo coronavirus y sus secuelas, tendrán que enfrentarse al hecho de que la economía mundial no funciona como ellos pensaban.
La globalización exige una especialización cada vez mayor de la mano de obra en todos los países, un modelo que crea eficiencias extraordinarias pero también vulnerabilidades extraordinarias. Choques como la pandemia COVID-19 revelan estas vulnerabilidades.
El resultado puede ser un cambio en la política mundial. Con la salud y la seguridad de sus ciudadanos en juego, los países pueden decidir bloquear las exportaciones o incautar los suministros críticos, incluso si al hacerlo, perjudican a sus aliados y vecinos.
Hasta ahora, los Estados Unidos no ha sido líder en la respuesta mundial al nuevo coronavirus, y cedió al menos parte de ese papel a China. Esta pandemia está reformando la geopolítica de la globalización, pero Washington no se percata de ello, concluyó el artículo.