La llamada fatal para Mohammed bin Salman
Bastó una llamada telefónica del presidente estadounidense, Donald Trump, para que el príncipe heredero saudita, Mohammad bin Salman, sintiera que el mundo se le caía encima.
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La llamada fatal para Mohammed bin Salman.
Bastó una llamada telefónica del presidente estadounidense, Donald Trump, para que el príncipe heredero saudita, Mohammad bin Salman, sintiera que el mundo se le caía encima.
La terrible experiencia ocurrió el 2 de abril último, cuando Trump amenazó a MBS, como se le conoce en todos los medios, con la retirada de las tropas estadounidenses del Reino si no se reducía la extracción y producción de petróleo.
Según el sitio Bloomberg, hubo un momento en que el gobernante de facto de Arabia Saudita, tal vez aturdido por lo que acababa de oír, pidió a sus ayudantes que abandonaran la sala.
MBS no pudo pasar por alto las implicaciones de un repliegue del Pentágono.
Como expresó Trump, con su rudeza característica, los gobernantes del Reino “podrían no estar allí en dos semanas sin el respaldo militar de Estados Unidos”.
Y tomó menos tiempo, 10 días, para que Riad y Moscú anunciaran el fin de su guerra petrolífera y comenzaran a recortar el bombeo de crudo.
De cualquier manera, el príncipe heredero debió reconocer con ese episodio, las limitaciones en las relaciones con Estados Unidos.
Gobernantes sauditas anteriores podían llamar a amigos en el Congreso para pedir clemencia, recalca Bloomberg.
Pero no es el caso de MBS, quien resulta objeto de críticas de los políticos norteamericanos, y el ejército de cabildeo que mantiene en Washington tiene un uso limitado en una crisis.
Así, el príncipe heredero saudita está bajo constante ataque por todos lados, sobre una serie de temas que van desde la sangrienta guerra en Yemen, el encarcelamiento de activistas por los derechos de las mujeres, hasta el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
La guerra del petróleo le ganó aún más rechazo al incorporarse a las críticas los productores estadounidenses, lastimados con la drástica caída de precios.
En su amenaza a MBS, Trump invocó la hostilidad del Congreso contra el príncipe, al recordarle que, si no cortaba la producción de petróleo, no podría bloquear una legislación que retiraría las tropas estadounidenses del Reino.
Y estuvo cerca, porque una semana después, el senador republicano Bill Cassidy presentó tal proyecto.
El príncipe está en apuros. Necesita reconstruir puentes con el Congreso, pero eso será más difícil ahora que ha dañado los intereses petroleros de Estados Unidos, estima Bloomberg.
La humillación que recibió por el magnate republicano llegó en un momento poco propicio; entre la guerra del petróleo y la pandemia de la Covid-19, la economía saudita va a menos y se aplazan sus planes de reforma en casa.
Construir una megaciudad futurista en la costa del Mar Rojo se enfrenta a una oposición inesperada, por el atolladero que significa salir con alguna dignidad del conflicto armado de Yemen.
Y luego, según Bloomberg, MBS se haya atrapado donde Trump lo quiere. Es probable que los ayudantes reales estén cada vez menos presentes durante las llamadas telefónicas de la Casa Blanca.