Facebook se alinea con Trump para evitar su ira
Horas después de la publicación incendiaria del presidente Donald Trump sobre el envío del ejército a las protestas en Minnesota, una llamada del mandatario al máximo ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, puso a la compañía en una posición difícil, según personas familiarizadas.
Twitter ocultó el mismo mensaje, la acción más fuerte jamás tomada contra una publicación presidencial.
Para los ejecutivos de Facebook en Washington, la publicación no parecía violar sus políticas, aunque legisladores se habían puesto en contacto con la Casa Blanca con un pedido urgente para modificar lo dicho por Trump o simplemente eliminarlo, relata The Washington Post.
Finalmente, el jefe de la Casa Blanca volvió a publicar, con el argumento de que sus comentarios se suponía que eran una advertencia.
Luego, Zuckerberg se conectó en línea para tratar de justificar porque se mantuvo la publicación y señaló que la explicación posterior de Trump lo ayudó a tomar su decisión.
Ese frenético tope fue solo el más reciente de una lucha de cinco años por Facebook para acomodar las formas de Trump cuando rompe los límites.
El presidente nunca cambió su retórica desde que era candidato y la compañía modificó cada vez sus políticas y sus productos para evitar choques directos con el mandatario.
Facebook redujo sus esfuerzos contra las noticias falsas y engañosas, adoptó una política que permite a los políticos mentir e incluso alteró su algoritmo de noticias para neutralizar afirmaciones de que rechazaba a editores conservadores, según denuncias de empleados anteriores y actuales en documentos obtenidos por The Washington Post.
Uno de los textos muestra que, en 2015, cuando era candidato, Trump publicó un video en el que pedía la prohibición de ingreso de los musulmanes a Estados Unidos.
Los ejecutivos de Facebook se negaron a eliminarlo y pusieron en marcha una excepción para el discurso político.
Y a medida en que creció su poder, el miedo a su ira empujó a Facebook a un darle un tratamiento deferente por un aumento de usuarios de derecha que inclinaron el equilibrio de las noticias que la gente ve en la red.
Facebook se enfrenta ahora a un creciente boicot de anunciantes que recortó sus anuncios en protesta contra el discurso de odio.
Starbucks se convirtió este domingo en uno de los últimos en decir que establecería una pausa en la publicidad en las redes sociales.
Facebook también se enfrenta a una crisis de moral de combustión lenta, con más de 5.000 empleados en contra de la decisión de la gerencia a mantener la frase de Trump que decía: “cuando comienza el saqueo, comienzan los disparos” (una incitación a la violencia).
Tal vez por esas presiones, Zuckerberg anunció nuevas políticas destinadas a mejorar el contenido en el sitio.
Eso incluye colocar etiquetas en publicaciones que violan el discurso de odio u otras políticas, incluso en las de los líderes políticos.
Esa decisión en medio de una campaña electoral y en el contexto de una pandemia y disturbios civiles, la libertad otorgada a Trump puede brindarle una ventaja potencial.
Durante los últimos meses, recurrió a Facebook y otras plataformas para promocionar información engañosa sobre curas de coronavirus, fraude electoral y los motivos de los manifestantes, con ataques frecuentes a los movimientos de izquierda como causa de violencia sin citar pruebas.
También coloca a Facebook en un conflicto creciente con sus contrapartes de Twitter en Silicon Valley que califican a varios de esos tuits presidenciales de abusivos y engañosos, mientras que la plataforma de medios sociales Snapchat redujo el alcance de la cuenta del presidente.
“Estar a favor de las personas en el poder supera casi cualquier otra preocupación de Facebook”, dijo David Thiel, un ingeniero de seguridad de Facebook que renunció en marzo después que sus colegas se negaron a eliminar una publicación que creía que constituía un discurso deshumanizante pronunciado por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Facebook sostiene que el uso del lenguaje populista incendiario es anterior a las redes sociales.
Nick Clegg, vicepresidente de asuntos globales y comunicaciones, dijo en un comunicado que el populismo no fue inventado en Silicon Valley y ejemplificó con siglos de historia política antes de la existencia de las compañías de redes sociales.
Pero eso comenzó a cambiar en 2015, a raíz del video de Trump en que pedía la prohibición para los musulmanes. Ese material se volvió viral y fue una indicación temprana del tono de su candidatura.
La indignación por el video condujo a denuncias de los empleados de la plataforma que lo estimaban un discurso de odio, en violación de las políticas de la compañía.
Y en reuniones sobre el tema, los principales líderes y expertos en políticas lo estimaron un discurso de odio, según tres exempleados que hablaron con The Washington Post a condición de anonimato por temor a represalias.
En una de esas citas, Monika Bickert, vicepresidenta de política de Facebook, redactó un documento para abordar el video y lo compartió con líderes que incluyeron a la vicedirectora de operaciones, Sheryl Sandberg, y al vice de Política Global, Joel Kaplan, el republicano más destacado de la compañía.
El documento que obtuvo el periódico capitalino, sopesaba cuatro opciones, eliminar las publicaciones de discursos de odio, hacer una excepción por una sola vez, crear una amplia exención para el discurso político e incluso debilitar las pautas comunitarias de la compañía para todos y permitir comentarios como “No se permiten negros” o “Sacar los gays de San Francisco”.
También enumeraba riesgos de relaciones públicas para cada uno y plantearía preguntas como: “¿Facebook habría proporcionado una plataforma para Hitler?”, apuntó Bickert.
Por otra parte, un margen para el discurso político en todos los ámbitos corría el riesgo de abrir las compuertas para comentarios aún más odiosos.
En una entrevista, Bickert dijo que la compañía finalmente hizo un llamamiento para mantener el video de prohibición musulmana de Trump, porque los ejecutivos interpretaron que en ese momento no estaba hablando de todos, sino de una posición política respecto a la inmigración.
Aunque Facebook adoptó medidas enérgicas, los más problemáticos son los políticos, dijo Claire Wardle, directora estadounidense de First Draft, una organización dedicada a combatir la información errónea que tiene una asociación con Facebook.
“Se puede verificar todo lo hecho en el mundo, pero estas personas influyentes tienen un impacto desproporcionado”, apuntó.
Trump presentó un desafío único, agregó. “Hasta entonces, nadie habría considerado que un presidente hubiera dicho esas cosas”.
Con las elecciones de 2020 en el horizonte, el enfoque directo de Facebook y Zuckerberg a la libertad de expresión lo aisla cada vez más en Silicon Valley.
Clegg anunció que los discursos causantes de violencia o daño en el mundo real, Facebook se los permitiría sin control a los políticos.
Mark Zuckerberg dijo que teme la erosión de la verdad, pero defiende que los políticos mientan en los anuncios.
El discurso enfureció a algunos empleados, con más de 250 de ellos firmantes de una petición en desacuerdo con la decisión porque pensaban que les daba un pase a los políticos.
Un ex ejecutivo, Yael Eisenstat, que trabajó para mejorar el proceso de anuncios políticos, escribió en The Washington Post que la controversia era la mayor prueba de si Facebook pondrá a la sociedad y la democracia por encima de las ganancias y la ideología.
Ella dijo que experimentaba de manera rutinaria cómo los esfuerzos de integridad de la compañía se veían socavados por las pocas voces por quienes deciden la política de la compañía.