Mike Pompeo, el perro faldero de Trump
El presidente Donald Trump tiene contrincantes para ser considerado el peor de Estados Unidos pero el secretario de Estado, Mike Pompeo, es el peor en la historia del país, según una valoración del sitio web slate.com, con la que coinciden la mayoría de los medios y muchas de las naciones víctimas de las acciones del titular del exterior.
Un artículo de opinión de Fred Kaplan señala que “es una pregunta abierta si Donald Trump será el peor presidente de la historia de EE.UU." (James Buchanan y Andrew Johnson siguen siendo formidables contendientes), pero no hay duda de que Mike Pompeo, su más ferviente perro faldero, es el peor secretario de Estado.
Durante su desempeño en el cargo a lo largo de dos años y nueve meses, el responsable estadounidense “no ha dicho ni hecho nada que haya mejorado nuestra seguridad, nuestros valores, o incluso - correcto o incorrecto - las propias políticas de su administración".
Su mandato está terminando con una humillación aplastante, un desaire de nuestros aliados europeos, que están hartos de la basura que él y Trump les han dado estos últimos cuatro años, asegura Kaplan. Pompeo canceló su última oportunidad de un viaje al extranjero financiado por los contribuyentes e incluso dos días después de los sucesos del 6 de enero en Washington, los funcionarios de la UE dijeron que no se reunirían con él.
Ha sido una larga temporada de humillaciones para Pompeo. En agosto, presionó al Consejo de Seguridad de la ONU para que prohibiera la venta de armas convencionales a Irán. Sólo uno de los miembros del consejo, la República Dominicana, se unió a los EE.UU. para apoyar la prohibición; Rusia y China se opusieron; los otros - todos los aliados de EE.UU. - se abstuvieron, cita el articulista al ejemplificar los fiasco del jefe de la diplomacia de la Casa Blanca.
El episodio tipificó, de forma extrema, dos de los rasgos más distintivos de Pompeo: la obsesión por fomentar el cambio de régimen en Irán y la total incompetencia para lograr ese o cualquier otro objetivo, acentúa el analista.
Al igual que Trump, su empleado no dejó de insistir en el acuerdo nuclear con el Irán; no es casualidad que Trump se retirara del acuerdo y volviera a imponer sanciones contra la República Islámica el 8 de mayo de 2018, sólo 12 días después de que Pompeo prestara juramento como secretario en reemplazo de Rex Tillerson, un partidario de mantener el acuerdo.
Por otra lado, la política desarrollada por el titular de Estado de "máxima presión" fue un fracaso por lo que a última hora cambió de rumbo y afirmó, en un discurso en el Club Nacional de Prensa, que Irán es la nueva "base de operaciones" de Al-Qaeda - el "cuartel general operacional" del movimiento terrorista –, un intento desesperado por endilgar a Teherán algo de lo que Washington es responsable.
"Ahora es el momento de que EE.UU. y todas las naciones libres aplasten el eje Irán-al-Qaeda", dijo sin base cierta pues, los oficiales de inteligencia de EE.UU. dicen que no hay ninguna evidencia para esta afirmación pero nadie habla del apoyo de Washington al terrorismo, el mismo que trata de endilgar a otras naciones como Cuba, el propio Irán y otras naciones que no lo son, según el politólogo Noan Chomsky.
El otro gran error de Pompeo fue China, y ha pedido un cambio de régimen en Beijing también, a pesar de la clara ridiculez del objetivo, señala Kaplan. Pompeo no entiende la naturaleza del desafío de China y, como resultado, se le ocurren nociones a medias sobre cómo afrontarlo. Es un neófito, sostienen especialistas en la región.
La falta de tacto del titular estadounidense es marcada cuando afirmó que él y Trump han hecho que la OTAN sea más "fuerte" que antes, cuando, de hecho, los lazos transatlánticos rara vez fueron más tensos, debido a la constante disensión de Trump de las alianzas en general y de la UE en particular, puntualizó Kaplan.
Por otra parte, recientemente el jefe de la diplomacia de Trump elogió la retirada del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, tuiteando: "Nuestro anterior Presidente se desarmó unilateralmente en virtud del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio".
Otra mención a los desatinos del “Titular”, un secretario de estado descaradamente corrupto, según el articulista, fue la grabación de un discurso en Jerusalén para ser transmitido en la Convención Nacional Republicana de 2020, violó no sólo la Ley Hatch, sino también una política que había promulgado anteriormente, prohibiendo a los empleados del departamento tanto como asistir a convenciones políticas.
Asimismo quien se menciona con aspiraciones presidenciales para el 2024, usó a los oficiales de seguridad para hacer recados para él, su esposa y la madre de su esposa. Investigaciones sobre el tema llevaron a que fuera despedido al inspector general que investigaba este mal uso de los recursos del gobierno.
También organizó suntuosas cenas dentro del Departamento de Estado, invitando a donantes que pudieran contribuir a alguna futura campaña política. En otra de las críticas al “perrito faldero”, Kaplan señala que desmoralizó el servicio exterior aún más a fondo de lo que hizo Tillerson (una hazaña que pocos imaginaban posible), dejando un número récord de vacantes y colgando a los embajadores a secar cuando provocaban la ira de Trump.
Los desatinos incluyen la política hacia la República Popular Democrática de Corea y Venezuela, sin contar su enfermiza política hacia Cuba, país al que culpó de promover el terrorismo en contra de expertos, legisladores estadounidenses y la mayoría de las naciones del mundo que ven en la isla un ejemplo a seguir por su solidaridad en momentos en que los pueblos necesitan una mano amiga y desinteresada para enfrentar la pandemia de la Covid-19.
Para colmo, en sus últimos días, señala Kaplan, Pompeo emitió órdenes -que revocaban la política existente, sin discusión alguna-, levantando las restricciones al contacto oficial con Taiwán, designando a Cuba como "Estado patrocinador del terrorismo" y declarando a los combatientes houthis apoyados por Irán en el Yemen como "organización terrorista extranjera".
Por otra parte, un análisis que publica el sitio prospect.org se refiere a cómo contrarrestar al “Secretario de Sabotaje” y precisa que l emergencia más mortífera será en el Yemen, donde Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos están librando una guerra brutal contra ese pueblo.
Es evidente que el también exdirector de la CIA trabajó duro para asegurar que las opciones de política exterior de Biden se limiten mucho tiempo después de que Trump se vaya.
Durante los debates presidenciales, Biden presentó una formidable lista de medidas a nivel mundial, prometiendo reparar las asociaciones que Trump socavó, volver a dar prioridad a la crisis climática y sustituir las políticas militaristas por una muy necesaria batería de diplomacia que se apartarán de lo que quiso Pompeo.
Entre los “errores” de Pompeo la mayoría de los análisis refieren a lo que hizo hacia Yemen, donde, en las últimas semanas, la administración Trump dobló su tan criticada amistad con estos poderes autocráticos, envió 23.000 millones de dólares en aviones de combate y aviones teledirigidos avanzados a los Emiratos y 290 millones de dólares en bombas fabricadas por Boeing a Arabia Saudita.
Sobre eso, llama la atención que Pompeo era investigado por escabullirse en una venta de armas de 8.000 millones de dólares a los saudíes, desafiando al Congreso.
Rob Malley, el jefe del Grupo Internacional de Crisis, está horrorizado por todas las recientes travesuras de Pompeo, sobre todo por el Yemen. "La cuestión más apremiante y crítica es la decisión del Yemen debido a sus inmediatas y catastróficas implicaciones humanitarias y sus costosas repercusiones diplomáticas", dijo.
Con relación al entorno recreado por Pompeo, los expertos consideran que el posible nuevo titular, si es confirmado por el Senado, Tony Blinken, tendrá que reparar un Departamento de Estado destrozado.
Varios análisis sugieren que el presidente Biden debería revigorizar las investigaciones del Congreso y del Departamento de Estado sobre varias impropiedades que Pompeo trató de cerrar, y es posible, que al igual que su jefe (Trump) pueda enfrentar la pesquisa y la condena de la justicia, lo que sería su premio por ser el “perrito faldero”.