EEUU sujeto a las tensiones con Rusia y China
Las relaciones existentes entre China y Rusia ya tienen importantes efectos sistémicos que podrían hacer que Beijing y Moscú funcionen de manera similar a una alianza militar de facto y, por supuesto, con gran impacto sobre Estados Unidos y sus aliados, destaca un análisis de National Interest.
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EEUU sujeto a las tensiones con Rusia y China
Los estadounidenses tienen compromisos en los extremos de Eurasia y su imaginación geopolítica casi dicta que para mantener hegemonía debe dominar las fronteras del continente.
Mientras, China y Rusia enfrentan desafíos de seguridad en sus regiones periféricas; Beijing en sus límites con los mares del sur y el este y su inconclusa reunificación con Taiwán.
En tanto Moscú se siente amenazada por la presencia de la OTAN en sus regiones occidentales, pero ambos enfrentan desafíos de seguridad con el mismo oponente, Estados Unidos.
Las tres grandes potencias están, por tanto, ligadas entre sí a través de la geografía euroasiática y por las dimensiones de la acción humana.
Su cooperación, alianzas y competencia forman un sistema euroasiático interconectado y cualquier acción de uno de los tres jugadores tiene repercusiones en otros dominios o ubicaciones.
De acuerdo con National Interest, las interacciones entre China y Estados Unidos crean oportunidades para que Rusia persiga sus intereses.
Una escalada militar con China en Asia ataría seriamente a las fuerzas estadounidenses, pero proporcionaría libertad de maniobra en el otro extremo correspondiente del continente euroasiático para Rusia y viceversa.
Además, además de aprovechar las brechas en sus regiones, ya que las fuerzas estadounidenses están atadas en otros lugares, China y Rusia podrían brindarse apoyo estratégico si aumentan la presión en sus propias regiones de varias maneras diferentes que podría derivar de una alianza formal y sin relación alguna con el conflicto en curso.
National Interest estima que la proliferación de discusiones sobre si se está gestando una alianza entre China y Rusia podría estar perdiendo el sentido.
Ante los efectos sistémicos, China y Rusia podrían (y probablemente lo harían) sincronizar sus movimientos contra las alianzas estadounidenses sin ningún tratado formal en vigor, ya sea por reciprocidad estratégica o por puro oportunismo.
Como Estados Unidos es la principal preocupación de seguridad para ambos, inmovilizar a Washington en el otro extremo de Eurasia proporciona libertad de movimiento en el otro extremo.
En cualquier escenario, la libertad de movimiento proporcionada no tiene por qué provocar la anexión por Rusia de los estados bálticos o de Taiwán por China, pero podría utilizarse para alcanzar objetivos más pequeños.
Además de causar efectos en ambos extremos del continente, el sistema euroasiático también incentiva a China y Rusia a apoyarse mutuamente.
Ambos ya han señalado que se darán palmadas en los hombros si la ocasión lo requiere a través de ejercicios militares conjuntos organizados en los puntos calientes del otro, y a través de las patrullas aéreas conjuntas recientemente iniciadas sobre el mar de Japón.
Las relaciones chino-rusas y sus consecuencias sistémicas ya existen bajo una pseudo-alianza con consecuencias que deben tenerse en cuenta, sobre todo en la medida en que aumentan las tensiones en Ucrania y en el estrecho de Taiwán.