Blinken y Lavrov marcaron el deshielo entre EEUU y Rusia
El secretario norteamericano de Estado, Anthony Blinken, y el canciller ruso, Sergey Lavrov, marcaron la reunión pública de más alto nivel entre funcionarios de Washington y Moscú desde que el presidente estadounidense, Joe Biden, asumió en enero, recordó National Interest.
Las conversaciones se llevaron a cabo después que el gobierno de Biden anunció la renuncia a sancionar la compañía supervisora del gasoducto Nord Stream 2.
La Casa Blanca también mostró mesura ante el reciente ataque al Colonial Pipeline, al señalar que provino de un grupo criminal dentro de Rusia, pero sin llamarlo un ciberataque patrocinado por el Kremlin.
El tono de Blinken no fue de confrontación, sino diplomático, profesional y mesurado.
“Hay muchas áreas en las que nuestros intereses se cruzan y se superponen, y creemos que podemos trabajar juntos y, de hecho, basarnos en esos intereses”, dijo Blinken.
"En nuestra opinión, si los líderes de Rusia y Estados Unidos pueden trabajar juntos de manera cooperativa, nuestra gente y el mundo puede ser un lugar más seguro", agregó.
Los comentarios de apertura de Lavrov acentuaron los numerosos desacuerdos políticos entre las dos partes, pero expresaron la esperanza de que se pudiera trabajar unidos en "cuestiones de estabilidad estratégica".
"Diferenciamos seriamente en nuestra evaluación de la situación internacional y nuestros enfoques sobre cómo deberíamos resolverla", dijo Lavrov.
“Nuestra posición es clara: estamos dispuestos a discutir todos los temas sin excepción, en el entendimiento de que la discusión sea honesta, objetiva y conducida con respeto mutuo. Las leyes de la diplomacia recomiendan la reciprocidad, especialmente cuando se trata de una respuesta a cualquier tipo de acciones hostiles. Nuestra tarea es aprovechar al máximo las oportunidades diplomáticas que tenemos y agradecemos que demuestren ese enfoque”, señaló.
"No exactamente puntos de vista similares, pero objetivos similares", enfatizó Lavrov.
Lavrov y Blinken ofrecieron una muestra de los frentes políticos en los que Moscú y Washington pueden trabajar juntos; para ambos diplomáticos, estas áreas incluyen el programa nuclear de Irán, Afganistán y la península de Corea.
En lo que podría ser un gran paso hacia la estabilización de las relaciones entre los dos países, Lavrov manifestó su voluntad de revisar la situación que rodea a las misiones diplomáticas de los dos países.
El Kremlin retiró en marzo a su embajador en Estados Unidos, Anatoly Antonov, poco después de los comentarios de Biden sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, durante una entrevista con George Stephanopoulos de ABC News.
Washington hizo lo mismo en abril, cuando llamó a su jefe de misión en Rusia, John Sullivan, para "consultas" después de un empujón explícito desde Moscú.
Con las dos partes expresando una amplia disposición a cooperar, pese a las diferencias, la reunión Blinken-Lavrov podría marcar la pauta para una posible cumbre entre Biden y Putin a finales de este verano.
Biden propuso la cumbre a Putin en una llamada telefónica el mes pasado y espera establecer una línea clara de comunicación con su homólogo ruso.
El Kremlin está revisando, pero aún no ha aceptado la propuesta, y las dos partes, según se informa, están trabajando en los detalles de una posible reunión.
Si lo hace, la reunión entre Blinken puede resultar un paso importante en el camino hacia una relación menos tensa entre Moscú y Washington, un paso que Biden quiere dar, entre otras cosas porque recuerda los peligros de la Guerra Fría y porque ve a Beijing como el principal adversario de Estados Unidos.