Posible participación de EEUU en creación del nuevo coronavirus
El portal The American Conservative publicó que Estados Unidos pagó por el trabajo que es probable creó el patógeno SARS-CoV-2, origen de la COVID-19.
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Posible participación de EEUU en creación del nuevo coronavirus
La investigación destinada a crear un arma biológica (manipular genéticamente la mayor infectividad posible para las células humanas) fue subcontratada a los chinos, aunque una serie de encubrimientos implica la improbabilidad de que salga la verdad de por qué murieron nuestros seres queridos.
Hay dos historias de origen para COVID-19. Una es la natural que evolucionó a partir de un virus de murciélago y la otra, una creación genética del Instituto de Virología de Wuhan de China que escapó al mundo.
Ese año que pasaste en casa, esos seres queridos que murieron, podría haber sido culpa nuestra, asegura The American Conservative.
El punto es más que señalar a los culpables, sino comprender el verdadero origen para evitar que vuelva a suceder, así como una guía para futuras investigaciones.
Según el escritor científico Nicholas Wade, “¿La gente o la naturaleza abrieron la Caja de Pandora en Wuhan?", suscribió en el Bulletin of the Atomic Scientists.
Wade apuntó sobre EcoHealth Alliance of New York, cuyo personal durante 20 años crearon virus más peligrosos que los existentes en la naturaleza.
Los científicos argumentan que con un adelanto a la naturaleza se podría predecir y prevenir "desbordes" de huéspedes animales a humanos.
Como algo salido de Jurassic Park, esto se conoce como investigación de ganancia de función y manipulación genética para "mejorar" la naturaleza.
Ese trabajo ya ha permitido a los científicos recrear el virus de la gripe de 1918, sintetizar el virus de la poliomielitis casi extinto e introducir un gen de la viruela en un virus relacionado.
Parte de ese trabajo se realizó en el Instituto de Virología de Wuhan, junto con investigadores de la Universidad de Carolina del Norte.
Ellos se enfocaron en mejorar la capacidad de los virus de los murciélagos para atacar a los humanos.
En noviembre de 2015, juntos crearon un virus fabricado que alguna vez fue peligroso solo para los murciélagos, pero ahora puede infectar las células de las vías respiratorias humanas.
El investigador chino clave en Wuhan, Shi Zhengli, conocido como "Bat Lady", se especializó aún más en la ingeniería de coronavirus para atacar células humanas.
Los recursos para investigación corrieron a cargo del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
En principio, esas subvenciones llegaron a EcoHealth que después subcontrató a Wuhan.
El trabajo que probablemente creó COVID-19 fue pagado por Estados Unidos.
La otra teoría del origen, la emergencia natural, nunca recibió evidencia de respaldo.
El informe de Wade dice: “Esto fue sorprendente porque los virus SARS1 y MERS [relacionados con COVID-19] dejaron abundantes rastros en el medio ambiente.
La especie hospedadora intermediaria del SARS1 se identificó dentro de los cuatro meses posteriores al brote epidémico, y la hospedante del MERS a los nueve”.
Sin embargo, unos 15 meses después de que comenzara la pandemia de COVID-19, los investigadores chinos no encuentran la población original de murciélagos, o las especies intermedias a las que COVID-19 podría haber saltado, o cualquier evidencia serológica de que cualquier población china, incluida la de Wuhan, estuvo expuesta al virus antes de finales de 2019.
La búsqueda en China del origen natural del virus incluyó la prueba de más de 80.000 animales diferentes de docenas de provincias chinas. No se encontró ni un solo caso de COVID-19 en la naturaleza. Los investigadores chinos encontraron casos primordiales en personas de Wuhan sin vínculo con ese infame mercado húmedo que, según afirma China, vendió un murciélago infectado comido por el Paciente Uno.
Entonces, ¿por qué persiste la teoría del origen natural? Una de las muestras de apoyo más contundentes fue una carta de decenas de científicos publicada a principios de 2020 en la revista médica británica Lancet.
La carta fue escrita por Peter Daszak, presidente de EcoHealth, el beneficiario que subcontrató a Wuhan.
Si el virus se hubiera escapado de la investigación que financiaron, EcoHealth sería potencialmente responsable, como, por supuesto, el gobierno estadounidense.
Una revista científica afiliada a China de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts refutó que el COVID-19 salió del laboratorio de Wuhan y consideró "especulaciones, rumores y teorías de conspiración" los comentarios emitidos por funcionarios estadounidenses.
Además de esos esfuerzos de encubrimiento, estaban los comentarios de Anthony Fauci, el importante virólogo norteamericano, quien, en respuesta al senador Rand, declaró: "usted es total y completamente incorrecto, que los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos nunca financiaron antes ni ahora investigaciones de ganancia de función en el Instituto de Virología de Wuhan".
Sin embargo, The American Conservative afirma lo que parece perjurio de Fauci, que ahora admite que "no hay forma de garantizar" si el dinero de los contribuyentes estadounidenses enviado a Wuhan financió la investigación de ganancia de función.
También revirtió su afirmación del surgimiento natural de la mortal dolencia.
