La salida apresurada de EE.UU. de Afganistán
Los talibanes aseguran tener en su poder el 85 por ciento del territorio afgano, incluido un cruce fronterizo clave con Irán, y en total controlan 250 de los 398 distritos del país.
La salida apresurada del grueso de las tropas estadounidenses de Afganistán para el 31 de agosto en medio de una compleja situación, refuerza hoy la posibilidad de un desenlace caótico en esa nación a corto plazo.
En medio de los preparativos finales para la retirada de las agrupaciones del Pentágono, proceso completado en casi un 90 por ciento, los talibanes aseguran tener en su poder el 85 por ciento del territorio afgano, incluido un cruce fronterizo clave con Irán, y en total controlan 250 de los 398 distritos del país.
El proceso de retirada de las fuerzas norteamericanas y de sus aliados creó un un vacío que representa un desafío incalculable para la administración y aumentó los temores sobre la supervivencia del gobierno afgano y lo que vendrá después, señaló este viernes la especialista Rebecca Kheel, en un comentario en el diario de The Hill.
Los hechos confirman apreciaciones recientes de especialistas y de las agencias de espionaje estadounidenses sobre logros recientes de los insurgentes, un escenario que genera temores de que estos invadan y se apoderen de Kabul tras la partida de Estados Unidos, una situación que los críticos del presidente Joe Biden comparan con lo ocurrido en los días finales de la guerra de agresión a Vietnam.
Sin embargo, en su más reciente intervención sobre este tema el jueves, el mandatario demócrata rechazó de forma categórica esas comparaciones, y aclaró que los talibanes no son ni remotamente comparables en términos de capacidad con las tropas vietnamitas.
Por eso, aclaró habrá circunstancias en las que veas una evacuación de personas desde el techo de la embajada de Estados Unidos en Afganistán, en referencia a la comparación con la salida abrupta de Saigón (hoy Ciudad Ho Chi Minh) en 1975.
En una entrevista este jueves en Fox News, John Kirby, portavoz del Pentágono, dijo que las fuerzas armadas norteamericanas aún tienen capacidad para apoyar a las homólogas afganas incluso sin una presencia formal en el país, aunque se espera que unos 650 soldados permanezcan en el país para proteger la Embajada de Estados Unidos en Kabul y el Aeropuerto Internacional capitalino.
Pero altos funcionarios del Departamento de Defensa dijeron al diario The New York Times que el Pentágono estaría autorizado, al menos hasta septiembre, para trasladar 300 efectivos adicionales a Afganistán si fuera necesario por motivos de seguridad o emergencias.
Según reportes recientes del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), uno de los llamados tanques pensantes con sede en Washington D.C., el objetivo inicial de Estados Unidos debería ser cimentar el consenso de que no debería haber un retorno del emirato de los talibanes.
Los académicos del CSIS consideran que Estados Unidos no debería desconectarse por completo de sus responsabilidades en Afganistán, pues tiene un papel vital que desempeñar, utilizando su peso diplomático tanto en público como en privado.
La guerra de Estados Unidos en esa nación asiática, que comenzó en octubre de 2001, provocó allí la muerte de más de 47 mil 240 civiles, según fuentes especializadas.
De acuerdo con la página web del Pentágono, hasta la fecha más de dos mil 400 soldados estadounidenses murieron y 20 mil resultaron heridos en la guerra desde 2001.
En este contexto, miembros del Senado y la Cámara de Representantes de Estados Unidos, así como expertos y veteranos de esa contienda tienen muchas interrogantes, en la medida en que se agota el tiempo que resta para la salida de las agrupaciones militares norteamericanas.
Los planes del mandatario demócrata para retirar las tropas de Afganistán constituyen una verdadera pesadilla para la Casa Blanca y las autoridades de esa nación asiática, ante los peligros que conlleva esa operación.
Un desastre en ese proceso tendría además de un impacto en las operaciones militares, consecuencias negativas para Biden y sus aliados demócratas con vista a las elecciones de medio mandato de 2022.