Acuerdo de Doha: clave para retorno de talibanes al poder en Afganistán
El guion de la vertiginosa recuperación del poder en Afganistán por parte de los talibanes se gestó mucho antes de la toma de Kabul el domingo.
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Acuerdo de Doha: Clave para retorno de talibanes al poder en Afganistán
El Acuerdo de Doha firmado entre el gobierno de Donald Trump (2017-2021) y el Talibán fue clave para que los extremistas recuperaran el poder, avirtió un artículo publicado por la BBC.
El guion de la vertiginosa recuperación del poder en Afganistán por parte de los talibanes se gestó mucho antes de la toma de Kabul el domingo.
Según el reporte, el 29 de febrero de 2020, el gobierno de Trump y los talibanes firmaron en Qatar el acuerdo que fijó un calendario de 14 meses para la retirada definitiva de Estados Unidos y sus aliados tras casi 20 años de conflicto.
A cambio, se estableció el compromiso de los talibanes de no permitir que el territorio afgano fuese utilizado para planear o llevar a cabo acciones que amenazaran la seguridad de Estados Unidos.
Washington se comprometía también a levantar las sanciones que había impuesto sobre líderes talibanes.
Se le llamó oficialmente Acuerdo para Traer la Paz a Afganistán, aunque de momento su único resultado observable es la caída del gobierno afgano, con la salida del presidente Ashraf Ghani del país, y el temor a que los talibanes restauren el régimen integrista que impusieron en la nación centroasiátoca antes de la invasión Estados Unidos y sus aliados en 2001.
Muchos expertos creen que el retorno de los talibanes es consecuencia del Acuerdo de Doha.
"Aquello no fue un acuerdo de paz, fue una rendición", le dijo al medio de prensa Husain Haqqani, director para Asia Central y Meridional del Instituto Hudson y exembajador de Pakistán en Estados Unidos.
Igualmente, se establecía que los talibanes y el gobierno afgano entablarían después las llamadas negociaciones entre afganos, que deberían desembocar en un alto el fuego y un acuerdo definitivo sobre el futuro político del país.
Además, incluyeron al final de la negociación la exigencia de un acuerdo de liberación de prisioneros, que fue finalmente incluida. Hasta cinco mil prisioneros talibanes y mil funcionarios del gobierno afgano presos de los talibanes serían liberados.
Para Laurel Miller, diplomática estadounidense retirada y directora del Programa de Asia del International Crisis Group, un centro de análisis, "nada de lo que está pasando es sorprendente".
Haqqani, por su parte, asegura que "lo único que acordaron los talibanes fue una retirada estadounidense".
"Dijeron: 'De acuerdo, comenzaremos un diálogo con el gobierno afgano'. Pero nunca se lo tomaron en serio".
El hecho es que el gobierno afgano cayó antes de que el diálogo con los talibanes produjera el alto el fuego previsto y un acuerdo definitivo incluso la violencia se recrudeció en los meses posteriores al pacto, según algunos observadores, debido al interés de los insurgentes en controlar el mayor territorio posible y ganar fuerza de cara a esas negociaciones sin terminar.
El Acuerdo de Doha se basaba en la premisa, repetida por el gobierno de Joe Biden y de su antecesor, Donald Trump, de que serían las fuerzas de seguridad afganas las que tomarían el control de la situación después de la retirada occidental.
Pero las capitales afganas fueron cayendo en los últimos días en manos de los talibanes sin apenas resistencia de las fuerzas estatales, en cuyo entrenamiento y equipamiento invirtió Estados Unidos 83 mil millones de dólares en los últimos años.
Según fuentes militares anónimas citadas por el diario The Washington Post, muchos mandos militares y policiales afganos aceptaron rendirse a los talibanes a cambio de dinero una vez que el Acuerdo de Doha dejó claro que la retirada de las fuerzas de Estados Unidos era inminente.
Una de las grandes preocupaciones ahora es qué pasará con las afganas, ya que se teme que vuelvan a sufrir la discriminación y violencia machista que fueron la tónica en el régimen talibán de la década de 1990.
El Acuerdo de Doha no menciona nada sobre ellas, ni obliga a los talibanes a respetar los derechos humanos.
Suhail Saheen, portavoz de los talibanes, le dijo a la BBC que en el nuevo Afganistán "las mujeres pueden tener acceso a la educación y al trabajo".
El analista Haqqani alerta, en cambio, de que nunca se puede confiar "en la palabra de los talibanes: siempre llevan sus promesas a tribunales que se rigen por su interpretación del islam".
La invasión de Afganistán fue parte de la "guerra contra el terror" declarada por el expresidente estadounidense George W. Bush después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
El Afganistán de los talibanes era una de las bases de Al-Qaeda y la inteligencia estadounidense ubicaba allí y en el vecino Pakistán la sede principal de actuación de su líder, Osama Bin Laden.
A sus acciones contra intereses estadounidenses y occidentales se sumarían más tarde las del autodenominado Estado Islámico.
Cuando Trump llegó a la Casa Blanca en 2017 lo hizo con la promesa de poner fin a las "guerras interminables" de Estados Unidos.
En 2018 comenzaron las conversaciones con los talibanes para poner fin a un conflicto en el que mirieron más de dos mil 400 militares estadounidenses y más de 32 mil civiles afganos.