Comienzan en Noruega conversaciones entre los talibanes y algunas potencias occidentales
La crisis humanitaria en Afganistán, la hambruna que amenaza a millones de personas, y los derechos humanos, son algunos de los temas que centrarán las conversaciones de este domingo en Oslo.
La crisis humanitaria en Afganistán, la hambruna que amenaza a millones de personas, y los derechos humanos, son algunos de los temas que centrarán las conversaciones de este domingo en Oslo (Noruega) entre los talibanes, los países occidentales y miembros de la sociedad civil afgana.
En una visita de tres días a Noruega, la primera en Europa desde su regreso al poder, los talibanes, encabezados por su ministro de Relaciones Exteriores, Amir Khan Mutaqqi, se reunirán con responsables noruegos y representantes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y la Unión Europea.
"La formación de un sistema político representativo, la respuesta a las crisis humanitaria y económica, las preocupaciones de seguridad y antiterrorismo, y los derechos humanos, en particular la educación de las niñas y las mujeres", estarán sobre la mesa, dijo el Departamento de Estado estadounidense.
Las conversaciones no son un reconocimiento a su gobierno
Los talibanes, que fueron expulsados en 2001 pero volvieron al poder en agosto tras una guerra relámpago, esperan que las conversaciones ayuden a "cambiar la atmósfera de guerra (...) por una de paz", dijo el portavoz islamista, Zabihullah Mujahid.
Ningún país ha reconocido hasta ahora su gobierno y la ministra de Relaciones Exteriores noruega, Anniken Huitfeldt, subrayó que las conversaciones "no constituyen una legitimación ni un reconocimiento".
"Pero tenemos que hablar con las autoridades que dirigen de facto el país. No podemos dejar que la situación política conduzca a un desastre humanitario aún mayor", aseguró.
Crisis económica y humanitaria
Desde agosto, la ayuda internacional que financiaba cerca del 80% del presupuesto afgano se detuvo repentinamente y Estados Unidos congeló 9 500 millones de dólares en activos del banco central afgano. El desempleo se ha disparado y los funcionarios llevan meses sin cobrar, en un país ya asolado por una grave sequía.
El hambre amenaza ahora a 23 millones de afganos, el 55 por ciento de la población, según la ONU, que ha pedido 4 400 millones de dólares a los países donantes este año.
"Sería un error infligir un castigo colectivo a los afganos solo porque las autoridades de facto no se están comportando bien", reiteró el viernes el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres.
"No podemos seguir entregando la ayuda eludiendo a los talibanes. Si queremos que sea eficaz, tenemos que involucrar al gobierno de alguna manera", dijo el exrepresentante de la ONU en Afganistán, Kai Eide.
¿Y los derechos humanos y de las mujeres?
La comunidad internacional está a la espera de ver cómo los fundamentalistas islámicos planean gobernar Afganistán, después de haber violado los derechos humanos durante su primera etapa en el poder, entre 1996 y 2001. A pesar de las promesas, las mujeres están excluidas de los puestos de trabajo en la administración pública y la mayoría de escuelas secundarias para niñas siguen cerradas.
En Oslo, los talibanes tienen previsto reunirse a puerta cerrada con miembros de la sociedad civil afgana, incluidas mujeres activistas y periodistas. Nargis Nehan, exministra afgana de Minas y Petróleo, ahora refugiada en Noruega, se negó a participar en las conversaciones por temor a que "normalicen a los talibanes, los fortalezcan sin que cambien nada".
"Si se observa lo que ha sucedido en las conversaciones en los últimos tres años, los talibanes siempre obtienen lo que quieren de la comunidad internacional y del pueblo afgano, pero no han dado ni un solo paso por su parte", declaró Nehan.