Diálogo por la paz de Colombia
El restablecimiento de las conversaciones entre el Gobierno y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) puede evaluarse como uno de los grandes logros del presidente Gustavo Petro en sus primeros cuatro meses de mandato.
Tras largos años de frustrados intentos por concretar un acuerdo que conduzca a la tan ansiada paz en Colombia, el Gobierno y el ELN reanudaron esta semana en Venezuela las conversaciones, cuya última tentativa fracasó en 2019, después de un atentado contra una escuela de policía en Bogotá.
En buena medida este reinicio puede evaluarse como uno de los grandes logros del presidente Gustavo Petro en sus primeros cuatro meses de mandato.
De este último encuentro en el emblemático Parque Nacional Waraira Repano, en Caracas, lo más trascendente hasta el momento es el hecho de que las delegaciones cumplieran lo pactado en la reunión exploratoria de octubre pasado y abrieran con ello la posibilidad de retomar las pláticas.
El comunicado conjunto emitido al final de la instalación de la primera reunión, en presencia de los países garantes, Cuba, Noruega y la República Bolivariana, más la Iglesia católica colombiana y la Misión de Verificación de la Organización de las Naciones Unidas, tuvo coincidencias importantes que devuelven la esperanza.
Para nadie es un secreto que décadas de enfrentamiento abrieron heridas profundas, cuyas causas están hoy latentes en la sociedad, y no será nada fácil resarcir, pero al decir del senador colombiano Iván Cepeda, “estamos seguros y percibimos que hay disposición” entre las partes.
Las negociaciones comenzaron con el deseo de los interlocutores de avanzar en un proceso que conduzca a la paz, la democracia y la justicia, además de encontrarse con disposición, optimismo, certeza y esperanza para reanudar con plena voluntad política y ética el diálogo.
El jefe de la delegación del ELN, Pablo Beltrán, subrayó que esperan no fallar a esa expectativa de ola de cambios que pide Colombia, por lo que la mesa de diálogo debe ser un instrumento para ello, como lo demanda el pueblo.
Los colombianos “no podemos vernos como enemigos, la labor que tenemos es de reconciliación, de volver a encontrar puntos comunes, de construir una nación en paz y equidad, esa es la apuesta que nosotros traemos y a eso venimos a esta mesa”, aseveró.
Por su lado, Cepeda reconoció estar en un momento histórico, “casi único para el país”, y apuntó que en el centro de las conversaciones está la vida de los seres humanos, la dignidad, que significa libertad, el temor de no ser asesinado o desaparecido y el respeto a la oposición.
Danilo Rueda, alto comisionado para la paz en Colombia, sintetizó el encuentro al decir que las partes quieren una transformación real y ven la paz no solo como un problema de dejación de las armas, sino articulado con la necesidad de cambio.