Siria: solidaridad y medios de comunicación en el escenario actual
El profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Pablo Sapag, contextualiza la situación real en Siria, el respaldo mundial y el papel de la desinformación y la contaminación mediática.
Al amanecer del lunes 6 de febrero parte del territorio de Siria y Turquía sufrió una potente sacudida y en segundos el panorama se tornó en desolación, destrucción y muerte.
La República Árabe de Siria, sometida a severas sanciones económicas y políticas y ahogada en las secuelas de una cruenta guerra de más de una década, pidió ayuda internacional urgente para enfrentar todo el desastre que provocó el sismo de 7,8 grados.
Pocas horas después comenzó a fluir el auxilio desde todos los rincones del mundo, incluso desde naciones sometidas a las mismas medidas que aplica Occidente contra Siria.
Rusia, Emiratos Árabes Unidos, China, Argelia, Brasil, Iraq, Líbano, Jordania, y muchos otros estados, independientemente de las diferencias de cualquier tipo, tendieron su mano, resaltó Pablo Sapag, profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
Damasco tiene socios basados en las relaciones diplomáticas que trascienden las discrepancias sociales, políticas o religiosas, afirmó el experto sirio en entrevista a la Revista La Comuna.
A su juicio, este mundo ya no es blanco y negro, sino cada vez más multipolar y hoy se refleja en estos temas.
Las relaciones internacionales a nivel de conflictos, cooperación o asociación muestran una realidad geopolítica diferente a la que nos trazan políticos estadounidenses o de países occidentales y los medios de comunicación, afirmó.
Pueden existir divergencias por cuestiones radicalmente ideológicas, pero a nivel global es necesaria una instancia de cooperación, reflexionó Sapag.
Más que una catástrofe natural
Los medios de comunicación localizan las más graves afectaciones en las zonas no controladas por el Estado sirio y en ello basan su discurso para aumentarle traumatismo a la tragedia.
Al respecto, el también autor del libro Siria en perspectiva, aclara que 90 por ciento del territorio está bajo jurisdicción del gobierno de Bashar-Al Assad desde 2018.
La ciudad de Alepo, por ejemplo, desde 2016 tiene el control gubernamental, a excepción de algunas zonas rurales en manos de fuerzas turcas, sus aliados o alguna organización yihadista.
Aunque, esclareció, la mayor parte de la población vive en la urbe de Alepo, históricamente la más poblada del país.
También la noroccidental demarcación de Idlib desde 2019 vive bajo la tutela del estado sirio. Solo la zona norte está a cargo de la organización radical Jabhat Al-Nusra, aliada de Al Qaeda en Siria.
Esa parte de la segunda provincia más pequeña del país, se comunica con Turquía por el paso fronterizo Bad al-Hawa, explicó el analista.
El resto del territorio y los accesos colindantes con El Líbano, Jordania e Iraq los controla el Estado de Damasco, así como sus puertos y aeropuertos internacionales, todos totalmente operativos en estos momentos, puntualizó.
Los grandes medios proyectan una imagen “congelada” del país lo cual forma parte de una estrategia de desinformación propagandística cruel, consideró el experto.
No tienen en cuenta que son personas afectadas por un duro conflicto y ahora padecen las secuelas de un potente fenómeno natural.
En un punto del límite entre las dos naciones tembló la tierra y muchas de las víctimas del lado turco son en realidad sirios desplazados durante la guerra.
A esos refugiado ni la Unión Europea ni Estados Unidos les facilitó antes su regreso, a pesar de los pedidos a todos los niveles, recordó.
La mayor parte vivía en campos de acogida en condiciones ínfimas o en edificios muy precarios. Muchos engrosan ahora el número de muertos, detalló Pablo Sapag.
Ante esa realidad, destacó, no podemos hablar de la catástrofe natural y sus consecuencias sin analizar el contexto.
La historia es la base de las relaciones entre Rusia y Siria
Durante los años de guerra, Siria recibió la ayuda y el apoyo de Rusia y hoy esa nación le vuelve a prestar colaboración.
Es esa una realidad que los medios de comunicación insisten en resaltar, pero desde un punto de vista negativo y sin conocer ni valorar los orígenes de estos nexos históricos, reflexionó el analista.
Vivimos en fin de la hegemonía de Estados Unidos con una clara agudización de las tensiones, las cuales hoy se canalizan no solo por la vía armada, sino a través de estrategias de comunicación. Tales realidades se presentan en ese sentido, argumentó.
La relación entre la República Árabe Siria y la Federación Rusa es muy antigua y no se remonta a la época de la Unión Soviética, sino mucho antes.
Existe un vínculo cultural y político muy poderoso entre los dos pueblos que demostraron en 2015 cuando, a petición del gobierno sirio, Rusia asistió en el combate contra los grupos yihadistas.
Toda una historia real ocultada por los grandes medios por conveniencia o desconocimiento, lamentó.
Esa desinformación alimenta conflictos armados donde la gente muere o también obstaculiza el flujo de ayudas vitales ante un desastre natural como el más reciente, indicó.