El jefe de Inteligencia del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), general de brigada Mohammad Kazemi, confirmó la participación de los servicios de inteligencia de al menos 20 países occidentales en los disturbios ocurridos en el país en 2022.

De acuerdo con el militar, Estados Unidos, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Francia, Alemania, Canadá, Bélgica, Austria, Albania, Australia, Islandia, Italia, Kosovo, Noruega, Bahréin, Nueva Zelanda y el régimen de ocupación sionista figuraron entre los más activos en los sucesos.

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En entrevista exclusiva con la página web Khamenei,ir, Kazemi manifestó que los diplomáticos franceses en Teherán recabaron información de campo sobre los acontecimientos y la situación de las fuerzas de seguridad y del orden iraníes, y compartieron esos datos con un agente de Inteligencia de uno de las naciones europeas implicados.

Sobre este tema, habló también de los esfuerzos del ente sionista para la creación de un fondo de apoyo a los manifestantes, por iniciativa y con  financiamiento de Estados Unidos.

En octubre de 2022, 28 embajadores europeos se reunieron para evaluar la propuesta de Alemania en cuanto al cierre de las sedes de los Estados miembros del bloque comunitario en Teherán.

Para sus fines de dañar a la nación islámica, utilizaron a individuos afganos, paquistaníes e iraquíes, quienes documentaron la situación de disturbios.

Los hechos condujeron a la detención de 40 personas de nacionalidad no iraní, un ciudadano franco-irlandés en la provincia de Jorasán Razavi, así como a un ciudadano alemán en la provincia de Ardabil.

Por su parte, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) ayudó en la creación las plataformas cibernéticas necesarias para la transmisión de noticias de los disturbios, e intentaron  enviar equipos técnicos y cancelar el embargo de dispositivos relacionados con las comunicaciones móviles.

De igual modo, la CIA también trató de formar un equipo conjunto con el Mossad de "Israel" y el MI6 de Reino Unido, para reactivar el proyecto de asesinato de científicos, en especial en los campos nucleares, aeroespaciales y militares.