Jardín Shazdeh: oasis en un desierto de Irán
Muchos lo consideran como un milagro en las arenas secas, otros dicen que allí nacen algunas de las plantas más grandes y hermosas del país.
Al observar el "Jardín Shazdeh", ubicado en el desierto de Kerman, Irán, uno empieza a creer que no existe una creación natural más perfecta y llega a imaginar sus olores y recuerda con ellos momentos de la vida.
Muchos lo consideran como un milagro en las arenas secas, otros dicen que allí nacen algunas de las plantas más grandes y hermosas del país.
Su construcción comenzó bajo las órdenes de Mohammad Hassan Khan, uno de los generales Kermani, durante la era Qajar (1794 hasta 1925).
En sus siete hectáreas crecen frondosos árboles y, entre sus raíces, serpentea el río Tigran hasta los alrededores del muro adyacente.
Cuando un visitante se sitúa frente a la puerta de entrada, notará una característica destacada de los jardines de esta nación: el estanque en el centro de la estructura, como un Sol, como un centro claro ahí donde el paisaje inicia.
Parte de su curso se oculta luego en las entrañas de la tierra, y emerge a veces a salto, a veces con suavidad, hasta llegar a las fuentes.
La arquitectura de las mansiones resalta por sus formas puras, ladrillos, arte alicatado y figuras geométricas perfectamente trazadas.
El jardín quedó en ruinas varias veces a lo largo de la historia por falta de atención, pero los gobiernos recientes renovaron muchas partes del lugar.
Hoy, mirarlo así, saberlo fruto de un trabajo antiquísimo, nos coloca el espíritu en una posición de ventajas.
Por eso, este jardín forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura desde 2011.