A 110 años del natalicio de Julio Cortázar, su obra marca a lectores
Obras como "Rayuela" no dejan de asombrar a cada persona que emprende su lectura.
Novela-juego, novela-desafío, novela-mundo… Rayuela no deja de asombrar a cada lector que viaja en su lectura, sí, viaja, comienza una trayectoria, como el héroe mítico en búsqueda de su propia identidad.
La historia de Horacio Oliveira y la Maga, “del lado de allá”, de París; y la de Traveler y Talita, “del lado de acá” y la de tantos personajes en “de otros lados”… conformaron el universo creativo de su escritor, Julio Cortázar.
Ahora, cuando el mundo recuerda el natalicio de este autor, muchos rememoran algunos hitos de su vida: su nacimiento en Bruselas, los trabajos de su padre en la Embajada Argentina en Bélgica, la tristeza y la soledad…
Su primer cuento, Casa tomada, publicado en 1946 en la revista Anales dirigida por Jorge Luis Borges, formaría parte del libro Bestiario de 1951.
Julio Cortázar fue un hombre destinado a convertirse en uno de los escritores más icónicos e influyentes del siglo XX.
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) August 27, 2024
Con su pluma, Cortázar construyó puentes entre lo cotidiano y lo fantástico, y a 110 años de su natalicio su obra continúa siendo uno de los orgullos de… pic.twitter.com/0AlHNIIfXi
Y luego, llegaron los relatos inolvidables de Final del juego, Las armas secretas, la novela Los premios, Historias de cronopios y de famas; todos presentados tras su estancia en Francia.
Las traducciones, la vida en Europa, un período en Roma, el éxito de Rayuela de 1963, su apoyo a la revolución cubana, luego los reiterados viajes a la isla, marcaron una inflexión en su posición política y camino en la escritura.
Cortázar murió en Francia el 12 de febrero de 1984 a los 69 años por una leucemia. Fue enterrado junto a su esposa Carol Dunlop en el Cementerio de Montparnasse, en París.
La poesía, el monólogo interior y el fluir de la conciencia, la pluralidad de voces conforman Rayuela. Leemos el célebre monólogo de la Maga, la voz femenina, quien le habla a su pequeño hijo Rocamadour:
“Ya sé que es como un espejo. Estás durmiendo o mirándote los pies. Yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabes leer. Si supieras no te escribiría o te escribiría cosas importantes. Alguna vez tendré que escribirte que te portes bien o te abrigues…”