México celebra la vida en festejos por el Día de Muertos
Cientos de personas desfilaron desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo capitalino con maquillaje y aditamentos propios de la Catrina.
Es octubre y las ciudades de México bullen en medio de los preparativos por la celebración del Día de Muertos, aun cuando el mundo asocia este festejo al 2 de noviembre.
Según la tradición, concebida para honrar la memoria de los seres queridos y recibir su visita en el hogar, la jornada correspondió a los fallecidos de manera trágica, por violencia o accidentes, pero también hay otras dedicadas a los que no llegaron a nacer e incluso a las mascotas.
Las familias colocan ofrendas y nunca dejan el papel picado, especie de banderines con cortes geométricos por donde fluye el aire; las pequeñas calaveras y el cempasúchil, la flor que guiará los pasos del difunto hacia el altar.
En esos sitios aparecen también el pan de muerto, elaborado con harina de trigo, huevo, azúcar y mantequilla y cuatro tiras o protuberancias en su parte superior que representan los huesos de los difuntos.
Los altares y las ofrendas resultan sorprendentes por su colorido, una idea distante a la de conmemoraciones parecidas en otros países, más dadas al recogimiento y la tristeza.
Este fin de semana, por ejemplo, cientos de personas desfilaron desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo capitalino con maquillaje y aditamentos propios de la Catrina, símbolo popular de la muerte.
Desde hace varios días, la urbe acoge una feria de cempasúchil y la emblemática avenida Paseo de la Reforma exhibe alebrijes monumentales, esculturas de seres fantásticos propias de la artesanía local y asociadas a los jolgorios.
El sábado el gobierno de la ciudad organizó, como es habitual, el Paseo Nocturno Muévete en Bici, en el cual familias enteras disfrutaron de una noche peculiar, marcada por disfraces de seres terroríficos y otros menos intimidantes.