Escuchen... ¡Se casan en el Levante!
Las ceremonias nupciales son un momento especial tanto para la historia familiar como para la conexión con lo divino.
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Él tenía 24 años y quería guardarse en la memoria aquellos ojitos de pestaña larga que lo detallaban. Allí, sentado frente a ella y con la cabeza llena a un tiempo de alas y silencios, solo se quedó mirándola, como si no quisiera irse nunca.
Momentos de nerviosismo como este forman parte de las historias de las familias en el Levante, para quienes “el amor es la cima más alta en la montaña de la sabiduría”, según un antiguo proverbio.
Y muchos piensan que por eso, las ceremonias nupciales deben ser un momento especial tanto para la historia familiar como para la conexión con lo divino.
“Sí” con Dakbe
Quien visita los preparativos de una boda tradicional de Palestina, experimenta una extraña sensación en el ambiente.
Tal vez sea la energía de la ceremonia de la henna solo para mujeres, los bailes de Dabke o la fuerza que supone la resistencia al colonialismo sionista.
En esta tierra usurpada por “Israel”, las novias decoran sus manos con henna al ritmo de la música y en las fiestas, los participantes, unidos en fila tomados de las manos, y realizan movimientos con los pies al ritmo de canciones populares, y golpean el suelo.
Las señales del comienzo de la ceremonia son claras: los familiares del novio envían comida a la casa de la joven.
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Después, acompañados de tambores, cantos y bailes, el cortejo nupcial llega a la casa de la enamorada, una procesión festiva.
El zaghareed, el característico ulular de las mujeres producido al vibrar la lengua, resuena en el aire, un sonido distintivo de alegría y celebración.
La muchacha luce un vestido blanco tradicional, bordado a mano con diseños que varían según la región, mientras el novio viste un traje tradicional con un tocado de kufiya.
Así, en cada unión matrimonial, la identidad palestina se reafirma y suscita el acercamiento de curiosos.
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Unidos para siempre
Muy cerca de Palestina, en Líbano, las bodas poseen un irresistible encanto. Asistir a una es sumergirse a la atmósfera festiva, al ritmo de canciones populares como Alwa al-biyarq y Halla bil-khamis.
Antes las mujeres preparaban el ajuar con mucho cuidado y lo guardaban en un valioso cofre de madera, incluidas toallas, sábanas, pañuelos y crochet. Hoy día, la costumbre, aunque en declive, continúa en algunas regiones.
Como parte de la tradición, la novia sale de su casa, entre alegres zaghareed (gritos de júbilo) y lágrimas.
La antigua práctica de recoger el "tenqiṭ" (dinero) en una bolsa de terciopelo disminuyó, pero la madre del novio suele obsequiar públicamente a la novia una joya de oro o diamantes, en su lugar.
El festejo culmina con una gran variedad de exquisitos platos servidos a familiares y amigos, una parte esencial de la fecha.
Y junto a estas prácticas se conserva, invariablemente, el corte de la tarta nupcial con una espada. El tamaño del pastel puede llegar a tener hasta nueve pisos.
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Beber el café
El ritual de la visita de la delegación del novio ("jahha") para pedir la mano de la joven es uno de los grandes encantos de las bodas en Jordania.
La tradición exige que la familia de él que no beba café hasta obtener el consentimiento de ella, y esto añade un toque de autenticidad al compromiso.
El casamiento suele celebrarse el mismo día del compromiso o en una fecha posterior, dependiendo de la compatibilidad entre ambas familias.
Durante la fecha, los amigos y la familia asisten a una reunión para celebrar y fortalecer los lazos sociales.
Los rituales son considerados una tradición especial que refleja la alegría y celebración. Hoy mantienen el candor de una región, incluso en tiempos de crisis.
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