El Gobierno de Bahamas paralizó todos los aterrizajes de cohetes Falcon 9, de la empresa de Estados Unidos SpaceX, en su territorio hasta completar una investigación exhaustiva sobre los impactos de estos lanzamientos.

La medida la anunció el portavoz de la Oficina del primer ministro, Latrae L. Rahming, tras solicitar una evaluación íntegra del medio ambiente. 

Previamente, el país dio luz verde a 19 operaciones de la compañía para 2025, siempre que cumplieran con la normativa vigente.

No obstante, la situación cambió cuando un Falcon 9 completó su primer descenso exitoso en una plataforma marina frente a las costas de Exuma, y marcó un precedente al ser el primero de estos dispositivos en aterrizar fuera de su zona de lanzamiento original.

El punto de inflexión llegó en marzo, tras la explosión en vuelo de un cohete Starship (ajeno al acuerdo mencionado), con desechos dispersos en áreas próximas al archipiélago.

Frente a este incidente, el gobierno emitió un pronunciamiento oficial y detalló las consecuencias y las medidas de remediación.

Mientras tanto, los grupos opositores reclamaron una evaluación exhaustiva del impacto ecológico, y argumentaron la necesidad de proteger los frágiles ecosistemas costeros, vitales para las industrias pesquera y turística del país.