Arabia Saudita y EAU, rivalidad diplomática y petrolera
Las dos potencias del golfo ahora compiten por el liderazgo geopolítico y económico en la región.
Entre los líderes de las monarquías del golfo Pérsico, el saudita Mohammad bin Salman y su exmentor emiratí, Mohammad bin Zayed, existe una rivalidad incrementada en los últimos meses por la gestión petrolera y la política exterior.
Según el diario francés Liberation, las dos potencias compiten por el liderazgo geopolítico y económico en la región.
Sus ambiciones hostiles destacaron en las reuniones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), donde las cuotas de producción de recursos son asignadas por país.
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Tanto EAU como Arabia Saudita están relativamente alineados con la estrategia petrolera, pero desde hace varios meses, con la esperanza de subir el precio del barril, Riad presionó a la OPEP+ para reducir la oferta mundial de petróleo.
Para gran disgusto de los Emiratos Árabes Unidos, con miles de millones de dólares en ingresos potenciales, los recortes impuestos por Arabia Saudita les impiden bombear más de tres millones de barriles diarios, mientras aumenta su capacidad de producción a más de cuatro millones, y pronto podrán superar los cinco millones.
De acuerdo con el especialista en petróleo del golfo, Hermann Wang, EAU está invirtiendo mucho en su capacidad de producción de crudo y desea monetizarlo antes de que caiga la demanda de combustibles fósiles y las futuras regulaciones sobre el cambio climático les impidan hacerlo.
Por el contrario, los sauditas deben diversificar su economía liberándose de los ingresos derivados del petróleo.
A juicio de Liberation, las próximas decisiones del cártel petrolero mostrarán hasta qué punto los dos países pueden moverse entre sí.
Por su lado, el director del Centro de Estudios e Investigaciones sobre el Mundo Árabe y Mediterráneo de Ginebra, Hosni Obeidi, identifica la gélida relación entre los líderes de los dos regímenes petroleros.
La ambición declarada de Mohammed bin Salman de impulsar su reino como la décima potencia económica del mundo fue un proyecto conjunto saudita-emiratí hace unos años.
Ambos gobiernos dispusieron formar juntos ese polo económico regional sobre la base de su asociación estratégica. Pero la confrontación entre los dos líderes es particularmente costosa para los Emiratos Árabes Unidos, apunta Obeidi.
Conforme a Liberation, Mohammed bin Zayed no tiene más remedio que aceptar el dominio de su antiguo alumno. Es realmente difícil estar a la altura del gigante saudita, cuyo territorio ocupa el 80 por ciento de la Península Arábiga (más de veinte veces el tamaño de los Emiratos), y cuya población es cuatro veces el tamaño de su PIB.
Al igual que Qatar, los Emiratos no deberían permanecer estériles por mucho tiempo.
La disputa parece haberse resuelto por el momento con "besos en las barbas", como dice la expresión árabe. El deshielo comenzó la semana pasada, tras la muerte de Saeed bin Zayed, hermano de Mohammed bin Zayed.
Después de ofrecer sus condolencias a su hijo mayor por teléfono, Mohammed bin Salman envió a su hermano a Abu Dhabi. Como suele ocurrir en la región, el duelo es una buena excusa para poner fin a los conflictos.