EE. UU. arrecia propaganda contra China en el extranjero
Si bien es difícil sumar todo el gasto en operaciones de influencia de Estados Unidos en todas las agencias, el principal organismo coordinador de los esfuerzos de información, el Global Engagement Center del Departamento de Estado, tiene un presupuesto anual de menos de 100 millones de dólares.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el lunes por mayoría bipartidista de 351 votos a favor y 36 en contra un presupuesto de mil 600 millones de dólares dedicados a subvencionar a medios de comunicación y fuentes de la sociedad civil en el mundo para contrarrestar la influencia de la República Popular China nivel global.
De acuerdo con el informe publicado en el sitio web Responsable Statecraft, estamos en presencia de un gasto enorme, casi el doble costo operativo anual de la CNN.
Asimismo, de convertirse en ley, representaría también un gran aumento del gasto federal en operaciones de influencia internacional.
Si bien es difícil sumar todo el gasto en operaciones de influencia de Estados Unidos en todas las agencias, el principal organismo coordinador de los esfuerzos de información, el Global Engagement Center (GEC) del Departamento de Estado, tiene un presupuesto anual de menos de 100 millones de dólares.
Según Responsable Statecraft, la resolución 1157, Fondo para contrarrestar la influencia maligna de la República Popular de China, no parece contener ningún requisito para que la financiación del gobierno de EE.UU. a los medios de comunicación extranjeros sea transparente para los ciudadanos de países extranjeros (aunque existe el requisito de informar de las subvenciones a ciertos comités del Congreso de EE. UU.).
Por lo tanto, es posible que el programa sea utilizado en algunos casos para subvencionar mensajes encubiertos antichinos, de forma similar a como acusa a Rusia de financiar de manera encubierta supuestos mensajes antiucranianos de personas influyentes de los medios de comunicación estadounidenses.
Los mensajes antichinos podrían abarcar un amplio abanico de cuestiones políticas cotidianas en otros países.
Asimismo, la definición de "influencia maligna" del proyecto de ley es en extremo amplia.
Conforme a la publicación, los fondos del programa podrían apoyar cualquier esfuerzo para resaltar el "impacto negativo" de la inversión económica china en un país extranjero, opodría financiar mensajes políticos contra los contratistas del gigante asiático involucrados en la construcción de un puerto, una carretera o un hospital.
La inyección de una avalancha de dinero potencial no revelado del gobierno de Estados Unidos en mensajes antichinos en todo el mundo podría desacreditar fácilmente la "auténtica oposición popular" a la influencia de China.
En opinión de Responsable Statecraft, otro problema de la legislación propuesta es la posibilidad de que la propaganda antichina financiada por este programa fluya de nuevo hacia el espacio mediático estadounidense e influya en sus audiencias sin revelar la fuente inicial de financiación.
Las protecciones contra los ataques del gobierno estadounidense a las audiencias nacionales ya son débiles, y las existentes son casi imposibles de aplicar en un mundo interconectado en el cual la información de otros países está a sólo un clic de distancia.
Durante la presidencia de Donald Trump, el Global Engagement Center, probable receptor de muchos de estos fondos, apoyó ataques contra críticos estadounidenses de la política de Trump en Irán.
Recién, los conservadores del Congreso afirmaron que el GEC abogó por la censura de las voces conservadoras discrepantes de la política exterior de Biden.
La abrumadora mayoría bipartidista a favor de HR 1157 es una instantánea de una cultura en Washington que parece no ver el riesgo para los valores e intereses de Estados Unidos cuando participa en las mismas actividades encubiertas de otros países, concluyó Responsable Statecraft.