Activista de EE. UU. herido en Cisjordania cuenta su verdad al mundo
El 9 de agosto, un soldado israelí me disparó durante una manifestación pacífica en la localidad cisjordana de Beita, reveló a Time el activista estadounidense Daniel Santiago.
Un soldado israelí me disparó durante una manifestación pacífica en el pueblo cisjordano de Beita, contó a la revista Time el activista estadounidense y profesor de inglés en un instituto de Jersey City, Nueva Jersey, Daniel Santiago.
Las manifestaciones semanales en Cisjordania comenzaron en mayo de 2021 en respuesta al establecimiento de un asentamiento de nueva creación llamado Evyatar.
Desde entonces, el gobierno sionista dispara gases lacrimógenos y munición real para obligar a los de manifestantes a huir.
Según Santiago, el 9 de agosto fue alcanzado por un bote de gas lacrimógeno y tras intentar escapar comprendió que una bala alcanzó la pierna derecha.
Los palestinos buscaron una ambulancia y lo trasladaron al hospital Rafidia de Nablus, y por suerte la bala no alcanzó ningún punto vital.
Justo al final del pasillo, Santiago vio a un niño de 13 años llamado Marwan , quien recibía atención por una herida de bala israselí ese mismo día. El proyectil le atravesó el hueso mientras jugaba al fútbol con sus amigos.
Al día siguiente, cuatro personas, entre ellas niños, de Beit Furik, al este de Nablus, ingresaron en la misma instalación. Tres recibieron disparos en la pierna y uno en el brazo.
En esa jornada murieron casi 100 personas en Gaza cuando una escuela y una mezquita fueron alcanzadas por un ataque aéreo enemigo durante las oraciones de la mañana.
Daniel Santiago arribó a Cisjordania con la organización no gubernamental Defend Palestine para proporcionar protección civil no violenta a los agricultores y familias palestinas, esfuerzos necesarios debido a la rápida escalada de la violencia militar y de los colonos, la cual parece cosechar condenas y sanciones individualizadas por parte de la administración de Estados Unidos y nunca un replanteamiento de la relación de seguridad con “Israel”.
Para las autoridades israelíes, la herida de Santiago fue un accidente porque los disparos con balas reales fueron lanzados al aire.
El activista había asumido el alias de Amado Sison, pero decidió hacer público su nombre real para contar la verdad.
Con posterioridad, el Departamento de Estado estuvo al corriente del suceso y envió a Santiago asistencia de la embajada estadounidense para presentar una denuncia ante la policía israelí, pero declinó la oferta.
Tal acusación encubriría la impunidad sistémica ejercita por “Israel” porque la administración estadounidense nunca condenó el atentado a mi atentado, señaló.
Dos semanas antes, unos colonos apalearon a unos estadounidenses y un adolescente palestino-estadounidense fue tiroteado y asesinado en Cisjordania por ellos en enero.
El caso más reciente fue el asesinato de la activista Ayşenur Ezgi Eygi, también en Beita.
Al respecto, el secretario de Estado noreamericano, Antony Blinken, calificó su muerte de no provocada e injustificada.
Tanto Joe Biden como Kamala Harris enfrentaron críticas en los días posteriores a su deceso por llamar a la familia de Eygi, ofendida de manera profunda cuando el martirio fue calificado de involuntario.
Conforme a Daniel Santiago, Estados Unidos permite esta violencia innecesaria con su apoyo incondicional a “Israel” y el suministro constante de armas.
El mismo día que el denunciante recibió el tiro en la pierna, el Departamento de Estado autorizó la ayuda militar a Netzah Yehuda, un batallón ultraortodoxo acusado de graves violaciones de los derechos humanos de los palestinos.
Por estas razones, Santiago decidió ser la voz de los activistas y de la mayoría de los estadounidenses, quienes exigen el fin de la masacre contra el pueblo palestino.
Todavía tengo esperanza en un mundo donde la gente como yo no tenga que ponerse en peligro por oponerse a la masacre de los palestinos para que puedan vivir con libertad y dignidad en Cisjordania, Gaza y más allá, concluyó.