Ante una eventual recesión en Estados Unidos, el presidente Donald Trump afirmó durante una entrevista que todo puede suceder, pero argumentó que el estado económico del país estará bien a largo plazo.

Durante una entrevista con NBC. Meet The Press, que saldrá al aire en su totalidad el domingo, el mandatario descartó por primera vez las preocupaciones sobre la entrada de la nación en una recesión.

"Recuerda esto. Mira, sí, está todo bien. Lo que somos. Dije que este es un período de transición. Creo que vamos a hacer fantásticamente", comentó Trump a la moderadora  el viernes.

Con los aranceles impuestos por Washington que se ciernen sobre la economía global, el producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos se redujo durante el primer trimestre de 2025 en 0.3 por ciento.

Algunos de los mayores analistas de Wall Street advirtieron que el país podría entrar en una recesión debido a las políticas comerciales radicales del presidente.

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"Bueno, ya sabes, dices, algunas personas en Wall Street dicen... bueno, te digo algo más. Algunas personas en Wall Street dicen que vamos a tener la mayor economía de la historia. Por qué no hablas de ellos?"  preguntó el inquilino de la Casa Blanca a la periodista durante la entrevista.

Trump atribuyó la volatilidad en el mercado bursátil al expresidente Biden y negó que las turbulencias se produjeran debido a los aranceles. 

"Este es el mercado de valores de Biden, no Trump. No me hice cargo hasta el 20 de enero. Las tarifas pronto empezarán a entrar en acción, y las empresas están empezando a mudarse a los EE.UU. en cifras récord. Nuestro país estará florecido, pero tenemos que deshacernos de los Biden",  expresó Trump.

La actual administración empezó su gestión imponiendo aranceles a los mayores socios comerciales de Estados Unidos: México, Canadá y China, y luego anunció grandes aranceles recíprocos a decenas de países.

Poco después detuvo los aranceles radicales para dejar espacio a las negociaciones, pero mantuvo el impuesto de importación  del 10 por ciento.

Trump también intensificó la guerra comercial con China, subiendo los aranceles al 145 por ciento en todos los bienes que provienen de la segunda economía más grande del mundo, a lo cual la nación asiática respondió con gravámenes del 125 por ciento.