En Líbano, más resistencia significa menos pobreza
Saif Daana, profesor de Sociología de la Universidad de Wisconsin y autor de la consigna en 2019, conversó con Al Mayadeen acerca de la ventaja de resistir, antes que someterse, a los países controladores de Occidente.
Desde la victoria de julio de 2006, la Resistencia en Líbano optó por una ecuación de disuasión militar, que "Israel" no pudo cambiar en los últimos años.
La ocupación recurrió entonces a los Estados Unidos para tomar medidas drásticas en el campo económico, y la respuesta libanesa fue reforzar esa ecuación como respaldo a un entorno adecuado para la prosperidad.
En el 17º aniversario de la victoria de julio de 2006, el Líbano está expuesto a una nueva guerra de naturaleza económica y política integral, dirigida por EE.UU. y algunos países árabes y de otras regiones, con el gobierno israelí como socio clave.
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Desde 2019, con el inicio del movimiento popular libanés, Washington intentó vincular el camino de la distensión económica con el desarme de la resistencia, y en eso involucró a varias organizaciones de propiedad estadounidense.
Pero la resistencia es un gran activo de negociación, asegura Saif Daana, profesor de Sociología de la Universidad de Wisconsin en Chicago, quien lanzó el lema de "Más resistencia... menos pobreza", durante las protestas del 17 de octubre de 2019 en Líbano.
Según contó a Al Mayadeen, su propuesta se basó en un postulado de la economía política: el mundo es una sola unidad, todos los países están interconectados, afectan y son afectados por los demás; no hay estados aislados que puedan planificar e implementar políticas fuera de las influencias de su región o del orbe.
Ese mundo unitario permite a las potencias coloniales dominantes del extranjero y a sus seguidores en el interior de cada país recolectar plusvalía (saquear, en pocas palabras) y transferirla fuera del territorio de origen a través de múltiples mecanismos, aseguró el académico.
Algunas de esas maniobras parecen legales, como el comercio basado en el intercambio desigual de valores, cuando los países del Sur producen mercancías según las necesidades del exterior para venderlas a bajos precios y comprarle a Occidente productos elaborados más caros.
Por ello, la capacidad de cualquier país para concretar un proyecto de desarrollo y enfrentar crisis y problemas económicos, depende de su capacidad de negociación con el exterior.
Es decir, cuanto más fuerte es en el sentido integral del poder, mayor es su capacidad para negociar y mitigar la influencia del exterior, detalló el experto.
Un país débil, solo podrá implementar las condiciones impuestas por el equilibrio de poder, y cuanto más fuerte sea, menos dependerá del mundo exterior o mitigará su influencia.
En el caso de Líbano, asegura Daana, la única fuerza capaz de enfrentar influencias externas es la resistencia, por tanto debe considerarse un gran activo. Cuanto más fuerte es ese componente, en cualquier país del Sur, mayores serán su poder de negociación y sus posibilidades de éxito.
El precio de la resistencia siempre es más bajo que el precio de la sumisión, aseveró el investigador.
En cuanto a la vigencia del lema "Más Resistencia... menos Pobreza", Daana apeló a la historia para analizar cómo muchos países ganaron fuerza relativa frente a otros y lograron definir los términos de su interacción con aquellos bajo su control, ya sea a través de medios de gobierno directo (colonialismo, imperios) o supervisión indirecta (neocolonialismo), y mediante una influencia desproporcionada en la política interna de los otros (hegemonía e injerencia).
De igual modo, la medida de la fuerza del bando controlado fue un factor clave para mitigar las consecuencias de esa dominación externa. Por eso la idea de "más resistencia... menos pobreza" es útil para prevenir el control en Líbano.
Quien resiste puede ser asediado y presionado, pero quien no resiste se expone a más saqueos y empobrecimiento. Por tanto, a pesar del bloqueo y las sanciones, Líbano estaría peor sin su capacidad de negociación (la resistencia), y sus condiciones serían peores que las de Egipto, Jordania y Sudán, ejemplificó el profesor.
La pregunta aquí es: ¿Acaso aquellos de los países del sur (y los países árabes) que no resisten e implementan las condiciones de Occidente y las instituciones financieras internacionales (como el Banco Mundial y el Fondo Monetario) está en mejores condiciones (Egipto como país modelo)?
Lo más importante, enfatizó, es ver la resistencia como un proceso a largo plazo, un activo para el futuro, cosechado por quienes resisten, no por aquellos que se aplacan y someten, pues el bloqueo y las sanciones no durarán para siempre, sobre todo si la resistencia es poderosa.
Promover la actividad económica es más fácil en presencia de resistencia
En cuanto al discurso del secretario general de Hizbullah, Sayyed Hassan Nasrallah, sobre la autosuficiencia y la promoción de la economía productiva local (agricultura, industria, etc.), lo consideró en perfecta concordancia con las teorías más importantes de la economía política.
Como uno de los mecanismos del saqueo es el intercambio desigual de valores, este depende de la fuerza política de todos los partidos, alertó.
La gente demanda con el pan, los alimentos y otras necesidades, pero los componentes de esos productos sen compra en dólares (la moneda del controlador), de una renta obtenida en el contexto geopolítico del Líbano y la región.
Por lo tanto, incluso la mera capacidad de cualquier país para cultivar la agricultura y la industria para satisfacer algunas necesidades locales está condicionada a la medida de la fuerza del país para hacer frente al mundo exterior y reducir la dependencia de él, cuya capacidad de saqueo se verá afectada por cualquier actividad productiva local.
Entonces, el llamado de Sayyed Nasrallah a potenciar la actividad productiva local no sólo fue oportuno, sino muy posible, por la presencia de resistencias que dificultan la influencia de las potencias extranjeras.
La brújula del futuro del mundo apunta al Este
Respecto al llamado de Sayyed Nasrallah a dirigirse hacia el Este, el profesor de Sociología comentó a Al Mayadeen que es posible entenderlo en un contexto estratégico mucho más lejano y profundo, pues no se trata solo de resolver las crisis inmediatas en el Líbano, sino de ir más allá y cambiar la región también, y al mundo.
Dirigirse hacia el Este en este momento histórico particular es una elección estratégica, e incluye mucho más que la política, la economía y las crisis de la vida actual, tal como las conocemos en nuestro país.
Esa elección se basa en el conocimiento una conclusión profunda, cuya esencia es que no solo estamos viviendo una fase de decadencia de la hegemonía occidental, sino también, y como resultado de eso, el mundo está al borde de un golpe histórico, una transición hacia un nuevo mundo cuyo centro será el Este.
Daana subrayó la necesidad de pertenecer al futuro y trascender el pasado, basado en una visión profunda sobre los caminos posibles del sistema global y la posición de Líbano en ellos.
Por eso, ahora, "nuestras elecciones deben ser determinadas como nación y como fuerzas de resistencia, si de veras estamos interesados en el futuro de nuestros pueblos”, alertó.
Y como la brújula del futuro apunta hacia el Este, quienes insistan en pertenecer al pasado tendrán que aprender una dura lección de historia de que “el movimiento histórico no va con la represión cuando cumple sus condiciones”.