Fidel Castro: 97 años de un símbolo de dignidad y emancipación
Frente a la política intervencionista que envía soldados a cualquier rincón del mundo, Fidel Castro envió médicos a los lugares más necesitados.
Los revolucionarios de todo el mundo celebran este domingo el aniversario 97 del natalicio del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, símbolo universal de las ideas emancipadoras y de la lucha anticolonialista y antiimperialista.
Fidel es un referente del pensamiento marxista y de su aplicación creadora en Cuba, una nación devenida antorcha a la sombra tenebrosa del imperio a pesar de ser pequeña y pobre.
Mucho conocen del hombre que en 1959 condujo al triunfo del movimiento de masas definido más tarde como “una Revolución de obreros, campesinos y estudiantes”. Sin embargo, resultan menos conocidas otras facetas de su vida sobre su capacidad transformadora de pueblo.
Estudiante inquieto e indagador
Fidel Castro fue un estudiante inquieto e indagador. Su pasión por la lectura y el saber, modelaron su capacidad para profundizar y formarse una idea integral de los procesos sociales e históricos.
El álbum de graduados del Colegio de Belén, en La Habana, donde Fidel estudió entre 1942 y 1945, expresa su distinción siempre en todas las asignaturas relacionadas con las letras.
Pasión por el deporte
También lo acompañó toda su vida la pasión por el deporte. “Fue un verdadero atleta, defendiendo siempre con valor y orgullo la bandera del Colegio. Supo ganarse la admiración y cariño de todos”, reza también en el libro de graduados de Belén.
Lo atraían el baloncesto, el béisbol y la natación. También es recuerdado disputando partidas de ajedrez. Siempre consideró indispensable el ejercicio físico para fortalecer la salud y el carácter.
Fiel a su premisa del deporte como derecho, creó un sistema de instalaciones deportivas y una sinergia entre deporte y educación. Ello ayudó a entender cómo una nación sometida a un feroz bloqueo de Estados Unidos puede tener 84 títulos olímpicos, muy por delante de países como España y Brasil.
Solidaridad y humanismo
Nicolás Maduro lo llamó alguna vez “la solidaridad compartida que hoy abraza a los pueblos del mundo”. Y para entender la frase bastaría con ver a Fidel entre centenares de combatientes de Vietnam a quienes visitó en septiembre de 1973, en medio de la guerra de liberación contra el invasor estadounidense.
Ningún otro gobernante y estadista corrió el riesgo de viajar a aquel sitio. Faltaban aún dos años para la caída de Saigón y ya Fidel avizoraba que el pueblo vietnamita quebraría el espinazo al “país imperialista más poderoso industrial, militar y económicamente.
Huella internacionalista
Frente a la política intervencionista e injerencista de Estados Unidos, Fidel envió médicos adonde los más necesitados. Desde los años iniciales de la década de 1960, unos 420 mil profesionales de la salud cubanos brindaron asistencia en más de 120 países.
Singular y única resultó la atención brindada entre 1990 y 2011 a más de 26 mil niños de Rusia, Belarús y Ucrania aquejados de severos padecimientos tras el accidente nuclear de Chernóbil (abril de 1986).
Fidel siempre estuvo personalmente interesados en ellos, muestras de cariño que multiplicaba entre los niños y jóvenes cubanos, a quienes confió desde fechas tempranas el futuro de la Revolución y las más importantes tareas.
Solo entre 2015 y 2018, Cuba llegó a desplegar más de 50 mil médicos, enfermeros y otros técnicos en 68 países de América Latina, África y Asia.
Evocaciones desde la Patria Grande
Como dijo el expresidente de Ecuador, Rafael Correa tras el deceso de Fidel, con él Cuba construyó no las murallas que erigen los imperios, sino baluartes de dignidad, respeto e internacionalismo.
Evo Morales dijo: "Fidel puso a Cuba en el mapa del mundo luchando contra la política del imperio". El mundo reconoce a Fidel como una epopeya inalcanzable en tiempos de soledad para toda la humanidad.
Hugo Chávez, a quien lo unió una gran amistad, lo calificó de “César de la dignidad y del socialismo” y lo llamó “un padre, un compañero, un maestro de la estrategia perfecta”.
Otro amigo entrañable, Gabriel García Márquez, dijo alguna vez Fidel halló en José Martí su autor de cabecera y tuvo el talento de incorporar su ideario al torrente sanguíneo de una revolución marxista.
Maradona lo llamó el más grande de la historia y tatuó su rostro en su pierna izquierda, mientras en su brazo derecho llevaba tatuada una imagen del Che Guevara. En una misiva, Diego le confesó un día: "Fidel, si algo he aprendido contigo a lo largo de años de sincera y hermosa amistad, es que la lealtad no tiene precio".