Posibles tumbas secretas en Nueva Gales del Sur
Los llamados a excavación en el sitio surgen en respuesta a la detección de un mínimo de nueve anomalías sospechosas mediante escaneos de radar de penetración terrestre en el centro de entrenamiento para niños aborígenes de Kinchela, Nueva Gales del Sur.
-
La puerta del Centro de Kinchela de entrenamiento para los niños aborígenes (Foto: Museo Nacional de Australia)
Una escalofriante revelación de The Guardian desenmascaró la ubicación de múltiples sitios de entierro secretos u ocultos en el Centro de Entrenamiento para Niños Aborígenes de Kinchela, una de las instituciones más notorias y abusivas durante la era de las Generaciones Robadas en Nueva Gales del Sur.
Los expertos en radares de penetración terrestre identificaron al menos nueve áreas sospechosas, las cuales pueden ser tumbas. El gobierno de Nueva Gales del Sur tuvo conocimiento de este descubrimiento hace seis meses a través de un informe relacionado con "anomalías de alta prioridad" en el suelo, semejante a patrones asociados con entierros humanos.
El informe incluso sugirió el uso potencial de perros detectores de cadáveres para localizar restos enterrados. También mencionó la posible existencia de tumbas en áreas no investigadas y recomendó realizar búsquedas físicas exhaustivas en toda la propiedad cerca de Kempsey.
De descubrirse restos humanos, el documento sugiere estar en presencia de entierros clandestinos en lugar de cristianos convencionales.
Los autores del texto recomiendan cautela al interpretar los hallazgos, ya que algunas de las anomalías podrían tener importancia tanto arqueológica como forense. Si en casos determinados los restos son forenses (menos de 100 años), sería necesario involucrar a la policía. Sin embargo, la única forma definitiva de comprobar la presencia de cuerpos enterrados en el lugar es mediante excavaciones.
La Corporación Aborigen del Hogar de Niños Kinchela (KBHAC), grupo representativo de los sobrevivientes, insta tanto a Nueva Gales del Sur como al gobierno federal a asignar fondos para búsquedas exhaustivas.
Además, solicitan extracciones en las zonas consideradas de alta prioridad para determinar si algunas de ellas podrían contener restos de niños muertos en Kinchela y enterrados en secreto.
Castigo y abuso
Los arqueólogos del gobierno de Nueva Gales del Sur prepararon el informe en respuesta a una solicitud de los supervivientes de Kinchela, quienes afirmaron durante mucho tiempo que los niños aborígenes de la institución pueden haber muerto debido a graves abusos físicos, negligencia o incluso en circunstancias potencialmente sospechosas.
El Centro de Niños Kinchela fue administrado por la Junta de Protección de los Aborígenes, más tarde conocida como Junta de Bienestar de los Aborígenes, en nombre del gobierno de Nueva Gales del Sur. Funcionó desde 1924 hasta su cierre en 1970.
Durante este período, entre 400 y 600 niños aborígenes, de edades comprendidas entre cinco y 15 años, fueron separados por la fuerza de sus familias y detenidos en la institución, de conformidad con las políticas y leyes de la Ley de Generaciones Robadas.
Los supervivientes tienen recuerdos vívidos de haber sido identificados por números en lugar de por sus nombres durante su estancia en el Centro de Niños Kinchela. Sufrieron castigos brutales como azotes o ser atados a árboles durante la noche, como consecuencia de enuresis.
Además, les dijeron de manera reiterada no tener ascendencia aborigen y que sus familias los habían abandonado.
Roger Jarrett, quien soportó estas dificultades, recordó los sometimientos a prácticas punitivas de estar encadenado a un árbol durante la noche como forma de disciplina.
Por su lado, Vince Wenberg recordó a un gerente durante la década de 1950 descrito como "sádico" por haber empleado un gato de nueve colas como forma de castigo.
Otro gerente tuvo comportamientos perturbadores, incluidos actos indecentes delante de los niños o llevándolos a su oficina.
Las víctimas expresaron su frustración por la negativa del gobierno de Nueva Gales del Sur a dar una respuesta oficial a sus solicitudes a pesar de tener en sus manos el informe durante medio año (marzo de 2023).
Sin progreso
A finales de junio, la junta de KBHAC escribió al gobierno de Nueva Gales del Sur sobre su preferencia unánime por comenzar de forma inmediata las excavaciones e investigaciones arqueológicas en el sitio.
Según la carta, revisada por The Guardian, la junta de KBHAC expresó el deseo de que las excavaciones cubran todas las áreas de alta prioridad y solicitó las aprobaciones necesarias del Consejo del Patrimonio de Nueva Gales del Sur para continuar con este trabajo.
Además, la misiva pedía facilitar una presentación durante la reunión de la junta directiva de KBHAC el 20 de julio, donde los sobrevivientes de Kinchela (conocidos como los Tíos) pudieran entablar discusiones sobre este delicado asunto con el Consejo del Patrimonio de Nueva Gales del Sur y los consultores arqueológicos.