Guerra y corrupción: Agravantes tras tormenta Daniel en Libia
Con más de 800 edificios destruidos, miles de heridos y una cuenta mortal estimada en 20 mil fallecidos, Libia experimenta una de las peores tragedias en su historia.
Casas arrasadas y cientos de cuerpos son aún devueltos por el mar a la costa día con día, ese es el retrato de Libia después del paso de la tormenta Daniel.
Según las autoridades, los esfuerzos por recuperar los cadáveres de las víctimas mortales siguen su curso.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas compartió una cifra de 11 mil 300 fallecidos, aunque la Media Luna Roja notificó cambios en los números y la imposibilidad aun de brindar un total específico.
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En medio de la incertidumbre, decenas de sobrevivientes cargan con el dolor de la realidad después del desastre, pues son insuficientes los recursos como agua y alimentos en las zonas afectadas.
En Derna, no solo fue Daniel el causante de la destrucción de los hogares de más de 100 personas. Según expertos, la clave para entender la raíz de la catástrofe está en el colapso de dos represas en las inmediaciones de la ciudad.
Treinta millones de centímetros cúbicos arrasaron con Derna
Dos represas de unos 70 metros de alto, río arriba de la ciudad costera, funcionaban como reservas acuíferas para abastecer el preciado líquido a los habitantes en Derna.
Sin embargo, las densas lluvias provocadas por el paso del ciclón el pasado 10 de septiembre causaron la fractura de ambas estructuras y la liberación de cantidades industriales de agua con rumbo a la ciudad.
De acuerdo con especialistas, alrededor de 30 millones de centímetros cúbicos de líquido, cercano al contenido de 12 mil albercas olímpicas, inundaron la ciudad y arrasaron con todo a su paso.
El agua expulsada con violencia tras el fallo de los diques fue el verdugo real de que miles de personas quedaran bajo los escombros de sus hogares. Pero lo obsceno sobrevino cuando desde el 2007 diversas voces advirtieron sobre el inminente peligro.
Conforme a las autoridades de la localidad, ambas instalaciones no recibieron mantenimiento desde el 2002. Las investigaciones para encontrar a los responsables por posible negligencia están en marcha.
Entre tanto, otros cuestionaron la eficacia de tener una gobernanza dividida por un conflicto civil de más de una década.
Desde la caída del gobierno de Muamar el Gadafi en 2011, respaldada por una intervención de la OTAN en el territorio, Libia está inmersa entre dos gobiernos divididos al este y al oeste, los cuales conviven con decenas de milicias armadas irregulares en una especie de Estado feudal, en el cual nadie reconoce autoridad.
El lado occidental está gobernado por Abdelhamid Dabaiba, millonario de 61 años cercano a la familia Gadafi que goza del reconocimiento internacional. Al oriente, Khalifa Haftar consiguió el control 'de facto' con 80 años de edad y tiene el respaldo de naciones como Egipto.
Para el historiador africanista argentino y docente en la Universidad de Buenos Aires, Omer Freixa, la estabilidad de Libia quedó truncada desde la caída de Gadafi, por lo cual la devastación provocada por el fenómeno meteorológico no pueda ser comprendida por "causas meramente naturales".