Movimiento Islámico de Sudán rechaza acusaciones de EE.UU.
Washington lo declaró "grupo terrorista", y responsabilizó a su líder y excanciller, Ali Karti, de obstaculizar los esfuerzos por alcanzar un acuerdo de alto al fuego al conflicto desatado en abril.
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La guerra en Sudán complica la vida de la población.
El Movimiento Islámico de Sudán negó cualquier vínculo con el inicio de la cruenta guerra que estremece a ese país africano desde abril pasado.
De ese modo respondió a las acusaciones formuladas en su contra por el secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, quien además lo catalogó como "grupo extremista" opuesto a la transición democrática en Sudán.
Esta semana, Washington impuso sanciones al exministro de Asuntos Exteriores sudanés, Ali Karti, a quien acusó de obstaculizar los esfuerzos por alcanzar un acuerdo de alto al fuego para poner fin al conflicto entre caudillos del Ejército sudanés y las Fuerzas de Acción Rápida, FAR.
Karti ocupa el cargo de secretario general del Movimiento Islámico sudanés y fue canciller entre 2010 y 2015, durante la era del derrocado presidente Omar al-Bashir.
Las sanciones también afectaron a dos empresas sudanesas. La primera tiene su sede en Sudán, GSK Advance, que según el Departamento del Tesoro fue utilizada como medio de adquisición para la logística de las FAR.
La otra es Aviatrade, con sede en Rusia, a la cual acusan de coordinarse con GSK Advance, también para favorecer adquisición para las Fuerzas de Apoyo Rápido.