Continúa ola de violencia en Ecuador, ¿qué hay detrás?
Ecuador experimentó una de las semanas más tensas determinada por la violencia sistémica y la desestructuración deliberada del Estado de Derecho, comentaron expertos.
Ecuador experimentó una de las semanas más tensas de los últimos tiempos con hechos violentos que conllevaron a la declaración de un estado de excepción y al reconocimiento de la existencia de un conflicto armado interno.
Al menos 10 personas murieron y más de 850 resultaron detenidas en todo el país en los más de siete mil 800 operativos por atentados y actos terroristas efectuados por las fuerzas del orden dentro del estado de excepción nacional.
Esta es la primera crisis que enfrenta el joven mandatario Daniel Novoa, que asumió el poder hace menos de dos meses con la promesa de atacar con mano dura a los grupos ligados al narcotráfico.
Pero, ¿cómo el país llegó a esta situación extrema?.
Varios estudiosos coincidieron en un escenario de violencia sistémica, descuido del tejido social y apertura a los grupos criminales, que actualmente ocupan espacios donde el Estado no llega.
Ecuador concluyó el 2023 como el país más violento de América Latina con más de siete mil 800 muertes, una cifra sin precedentes y que contrasta con la disminución de los crímenes hasta 2017.
Según comentó a la agencia Prensa Latina, el profesor de la Universidad Central del Ecuador, Jorge Paladines, la violencia sistemática es producto de un proceso de desestructuración deliberada del Estado de Derecho a causa de políticas implementadas en los últimos tres gobiernos del país.
En este sentido, el sociólogo y politólogo argentino Atilio Borón, expresó en entrevista con AM750 que la actual ola de violencia está muy vinculada al proceso de "destrucción" del Estado que comenzó el expresidente Lenín Moreno, a quien calificó de farsante y traidor.
De acuerdo con el especialista, Estados Unidos sabía muy bien que este personaje era un corrupto y prefirió mantener eso como un elemento de extorsión.
Al mismo tiempo, recordó que durante la administración de Moreno se agudizaron los problemas de corrupción en el sistema carcelario.
En opinión de Borón, otra de las condicionantes en la inestabilidad actual es proceso de dolarización de la economía ecuatoriana a finales de la década del 90.
Pues un país dolarizado es una bendición para los negocios del narcotráfico porque se ahorran muchos pasos y se hacen más fuertes e influyentes, precisó.
En este contexto, el exvicecanciller ecuatoriano Kintto Lucas consideró recientemente que más allá de la violencia real, el caos es demasiado preconcebido, elaborado desde la inteligencia para justificar y ganar una consulta que consolide un modelo neoliberal en lo económico, fascista en lo político, contra la integración y sumiso en lo internacional.
De hecho, el embajador de Estados Unidos en la nación centroamericana, Michel Fitzpatrick, fue visto entrando a inicios de semana al Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, poco antes del inicio de la reunión del gabinete de seguridad.
En este escenario y con la excusa de atajar la rápida evolución de Ecuador hacia un narco-Estado dominado por el crimen organizado, Washington mostró disposición para trabajar junto a Noboa y evitar la consolidación de esa tendencia.
La administración norteamericana enviará al país a altos cargos, como la jefa del Comando Sur, la general Laura Richardson, y el subsecretario de la Oficina Internacional de Narcóticos y Aplicación de la Ley, Todd Robinson, así como a policías para ayudar "en investigaciones criminales".
Con la excusa de la cooperación antidrogas, la Casa Blanca volverá a meter a sus militares en Ecuador luego de la su expulsión de la base de Manta durante la gestión del expresidente Rafael Correa.